15 may 2010

a Fernando Más

Acabo de abrir, hoy sábado, un correo de Miguel Agulló, del jueves: Me cuenta que despedíamos a Fernando Más esa tarde. Se nos ha ido el alero más rápido, “el Mudo”. Creía que el correo era otra cosa y no lo abrí el mismo jueves; por la tarde en San Gregorio, sus amigos le dieron el último adiós.

Que hoy sábado, estos recuerdos breves y emocionados, sirvan para corresponderte por los buenos ratos que nos hiciste pasar y la amistad y confianza que nos supiste entregar.



Ahí estas, el más alto. De puntillas, seguro. Pero epicentro de equipo. “Espabilao”, hiperactivo, luchador, doctor en gramática parda, marrullero cuando hacía falta y luchador como el primero. Siempre supo ganar y casi nunca perdía el humor.

Desde el setenta fuimos los reyes de la cancha. La gente venía a veros jugar. En casa no teníamos rival. Las ligas provinciales iban cayendo. Unos sudabais la camiseta y otros chupábamos banquillo y llevábamos las fichas al día, pero éramos equipo. En los extremos de la foto, los motores: don Antonio Álvaro, al que hace pocos meses homenajeábamos porque nos enseñó tantas cosas y nos hizo equipo, y Miguel Agulló, “don” por sus méritos profesionales y su capacidad humana, que nos aglutinaba a todos.

La cuestión era defender bien en zona, captura rebotes y lanzar a los aleros: Fernando ya estaba en la canasta contraria. En la cancha, le perdía la boca: le llamábamos “el Mudo”. Fernando, tú mudo. Pero nada… y le caían las faltas técnicas. A la hora de hilvanar jugadas, la cosa ya era otra; pero Fernando rompía y Juan López, Ginés Alcántara, Paco Esquer, Almagro, Laguía, Cámara… todos, hacían canasta. Éramos equipo. Hasta Paco Rocamora, que era árbitro.

Fueron muchos sábados por increíbles canchas de la provincia. Hubo encerronas de pueblo y algún “pabellón” cubierto que era más que nada un almacén; pero lo bien que lo pasamos no nos los puede quitar nadie.

Gracias, Fernando, por aquellos ratos vibrantes en la cancha, yo desde el banquillo, y los divertidos trayectos.

En unos días bajo a Orihuela a “decirte” algo; desde Benidorm, mi sincera admiración.

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