30 sept 2010

Desfaciendo entuertos del CC...

En Torrent (39º20’N-0º27’W; a 9 km de Valencia), aquí al lado -como quien dice-, se celebra estos días el Congreso Internacional de Teledetección (Recent Advance in Quantitative Remote Sensing). Vamos, una gente (de buena formación académica) que mediante satélites orbitando lo miden casi todo. Una de las primeras cosas que han expuesto es que el nivel de mar, desde 1992 aumenta a una media de 3 milímetros al año.

Y ya empezamos con los problemas de traslación de la información científica a la gente.

La cifra aportada por el profesor José Antonio Sobrino ya es objeto de controversia en la misma nota informativa del Congreso. El redactor, que a buen seguro lo mismo cubre Tribunales que "bous al carrer" (y no es culpa suya), insiste en los 3 mm de media año -es su titular- y concluye con un aumento total del nivel del mar “en los últimos 18 años” de “cerca de 2 centímetros”. La misma nota de prensa “oficial” la reproducen todos los periódicos… Todos se unen a la misma ceremonia de la confusión

¿En qué quedamos?, ¿en 3 mm/año o 2 cm en 18 años? No es lo mismo. O sube más, o sube menos.

Si en 18 años ha aumentado cerca de 2 cm, la media no es de 3 milímetros año. Otro sí digo, considerando que, 2 cm son 20 mm … y la media estaría en 1’1 mm/año. A 3 mm/año salen 54 mm, o 5’4 cm para esos 18 años. O sube 2 cm o sube casi el triple.

Como ven, la diferencia es mucha. Con lo que no estamos desfaciendo entuertos.

Este es uno de los muchos problemas de trasladar la información. Ya lo dice mi santa: vais 5 periodistas a una rueda de prensa y contáis cinco cosas distintas. Hay que leeros a los 5 para saber qué han dicho. Pues si eso ocurre en el día a día que dominamos, no veas cuando entran en liza consideraciones científicas, para las que muchos nunca fueron formados, y se entremezclan con posicionamientos ideológicos o del hígado, que no del corazón.

Otra cosa es que te pille cerca un científico y vayas a tumba abierta a preguntarle. En México, el ingeniero Mario Molina es un héroe nacional. Fue Nobel de Química en 1995 -con Paul J Crutzen y Frank S Rowland- (y ciudadano norteamericano desde 1989) por haber descubierto el llamado “agujero” (adelgazamiento) de la capa de Ozono. Molina cada vez que aparece por la capital azteca es objeto de consulta, cual oráculo patrio olmeca, y luego la prensa del país es capaz de publicar titulares como “Inundaciones, no sólo por el cambio climático”. No coment.

Incluso se ha visto obligado a decir que “Estos eventos pueden producirse de manera natural”. Y es que en Monterrey ha llovido la de Dios con el huracán Karl y se les ha caído cerros -deslaves, le llaman a las coladas de barro/lodo que son los corrimientos- en Oaxaca y Chiapas con varios muertos. Es tal la psicosis que han generado los calentólogos que obligan a un científico como Molina a pronunciarse así, con lo obvio: ¡¡hay fenómenos naturales!!

Otra cosa es valorar la frecuencia con la que se producen y la incidencia sobre la especie humana por la ocupación del territorio.

Hasta las narices de preguntitas, al salir de la reunión preparatoria del COP16 (a celebrar en Cancún a finales de noviembre) Molina se descargó, ante el huracán de cuestiones sobre el CC, con que “el problema se resolvería si la sociedad se pusiera de acuerdo en incorporar a la economía los costos de los daños ambientales”. “Pero eso no es tan sencillo”, reconoció, sin desfacer entuertos.

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