3 sept 2010

Los calentólogos no paran

Los calentólogos no paran. Ahora se me quieren sumar a sus activos a Bjorn Lomborg, al que no perdonan que un día fuera “El ecologista escéptico” y criticara “la letanía negativa que crea un terror colectivo”, tras unas declaraciones a The Guardian, con motivo de su nuevo libro “Soluciones Inteligentes para el CC”, y bendicen la llegada al redil del “converso”.

Yo no he leído nunca que Lomborg negara la evidencia del CC e insisto en la propia definición de clima: el estado medio de la atmósfera… ¡¡Estado medio, porque sabemos que cambia!! Por ello es de Perogrullo, siquiera, mentar CC. Sabemos que es dinámico: ¡que cambia!

Quienes voltean campanas por la conversión evidencian que nunca lo leyeron, mientras callan -y tampoco han leído- el último libro de Albert Arnold Gore Jr, “Nuestra elección. Un plan para resolver la crisis climática”, de este mismo año, con las mismas “propuestas”, y 30 € del ala.

Parece que Lomborg, en su nuevo libro -que no he leído aún y sólo ando con referencia de blogs- recomienda, como el gore de Gore, investigar mucho en energías limpias y meter pasta gansa para paliar los problemas; mucha más de la que se propuso en la COP 15 de Copenhague. Vamos que, nada nuevo de lo que siempre ha habido… pero los calentólogos, apuntándose activos… inexistentes.

Lo de investigar es fundamental, pero que me cueste a mí (y a cada hogar español) 2’3 €/mes la prima a las eólicas hispanas (CNE dixit) cuando no la destinan a investigar y sí a resarcirse de la inversión, me jode. Y encima ha caído de entrada de nueva potencia en el sistema… para llegar cubrir el 17 % de la demanda del primer semestre del año. ¿Terminará esto como las subvenciones al lino?

El tema del CC es apasionante: cada día salen cosas nuevas. Ayer, sin más, la Organización Internacional de Sanidad Animal (OIE) confirmó lo que ya sabíamos hace una década: “el ganado contribuye al CC” por sus ventosidades de metano y óxido nitroso. Blanco y en botella… ¡leche!

A finales de agosto salió otro informe genial de la NOAA: “El color del mar influye en la distribución e intensidad de los ciclones tropicales”. Anand Gnanadeiskan dicen que "si el color del mar fuera menos intenso (menos fitoplancton y residuos de la actividad propia del fitoplancton) también lo serían los huracanes en el pacífico (un 70%) y en el Atlántico (15%)…" aunque, concluye, “también podría pasar lo contrario”. Una conclusión genial; tan genial como el informe de Takamitsu Ito (Universidad Estatal de Colorado, en Fort Collin, conjuntamente con el MIT y el Scripps de Oceanografía de San Diego) que dice que el taimado CO2 es “causa y consecuencia del CC”.

Me tiré una década para licenciarme en Geografía. Los años "electorales" ni aparecía por la Facultad: previo a los exámenes la Redacción bullía de actividad y luego venían los análisis. Vamos, que de enero a junio la cosa era absolutamente electoral. En esa década nunca perdí el contacto con los profesores y la simbiosis entre noticias periodísticas que yo ofrecía y apuntes y tutela que ellos me ofrecían, fue total. Pasé de vivir el escepticismo inicial de mis profesores de Climatología sobre la moda del CC a la consideración eficaz de las alteraciones en el BEP (Balance Energético del Planeta) y la necesidad de la "sostenibilidad". Hoy, mantengo una fluidídima comunicación epistolar electrónica, sigo al milímetro lo que señala Jorge Olcina y el Laboratorio del Clima de la universidad de Alicante. Hoy mismo el profesor Olcina habla en Levante-EMV de los “friajes”, un nuevo término acuñado en Perú sobre las irrupciones de aire frío sobre aquellas latitudes ecuatoriales. Le parece bellísimo el palabro “friaje” y cuenta lo de La Niña y sus alteraciones en el Pacífico Sur que está llevando friajes al lado sudamericano y un monzón lluvioso al lado asiático. La NASA, la NOAA y el JPL constatan que los fenómenos (El Niño/ENSO y La Niña) se están trasladando del Este (costas sudamericanas) al centro del Pacífico… “con lo que daríamos al traste con algunas previsiones meteorológicas a largo plazo hechas hasta ahora”. Que a los modeletes informáticos, tan queridos hoy, hay que ir alimentándolos continuamente. Michael McPhaden (NOAA) señala al respecto que lo que hay que hacer, antes de decir nada, es “averiguar si la creciente actividad y frecuencia de El Niño/ENSO en el Pacífico central se debe a las variaciones naturales del clima o al CC”.

Ah, la NOAA ha descartado la relación entre la ola de calor -y los incendios- en Rusia y el CC (RIA Novosti, 25.0.2010). El Servicio Federal ruso de Meteorología (ROSGUIDROMET) ya ha dicho que otra ola de calor como la de este verano es posible dentro de ¡¡cinco mil años!!

Aquí lo dejo. Mientras Earl (3º de la temporada) deja lluvia a su paso por las islas de la costa de Carolina del Norte, las Outer Banks, y sigue hacia hacia Nueva Inglaterra y más allá, yo espero la gota fría desde el 15 de septiembre (AEMET Murcia, dixit) mientras suena Carlos Vives con lo de “moralito, moralito”, “el indio yumeca” y “los cardonales”, y me acuerdo de Richard Theodor Antón Scherhag que la definía en 1937.

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