29 nov 2010

Por San Andrés... ¡nieve en los pies!

Un poco hasta las narices por la psicosis meteorológica que desde hace unos años nos invade, de que se considera absolutamente anormal cualquier cosa que algún iluminado opina que está fuera de la normalidad, y de que nos extrañemos con todo, asisto asombrado a las referencias a la ola de frío esta que nos invade y me acuerdo de aquél librillo que tuve que tragarme en los setenta -“Apuntes de meteorología agraria”- que encerraba un brillante apartado de refranes.

Y como estamos en noviembre les recuerdo que: “Por todos los Santos, la nieve en los altos, y por San Andrés (que es mañana, día 30), la nieve en los pies”. Pero es que la cosa va a más: “Por San Eugenio (15 de noviembre), la leña en el hogar y las ovejas a guardar”. Y bien pocos le han hecho caso. Y, un refrán más: “Desde el 20 en adelante, el invierno es ya constante”… y estamos a 29 de noviembre.

En fin, que se las traen los agoreros. Invierno meteorológico no es, pero la nieve y el frío han sido siempre de lo más habitual en noviembre.

Hasta la Revolución Industrial, la base de la economía humana era el agro: agricultura y ganadería. Y ambas, especialmente la agricultura se basaba -y basa- en el tiempo. Por ello, no es de extrañar que los agricultores de todos los rincones del mundo hayan reflejado el resultado de sus observaciones en dichos populares, que por aquí son refranes. Y los refranes, por lo general, se cumplen año tras año. De no cumplirse, habrían caído en el olvido; luego por muchos años y años resultó que: por San Andrés… nieve en los pies.

Acepto que no podemos darle a un refrán la misma credibilidad que a una información de la AEMET… ¿o sí? El refrán es pura meteorología popular. Reconozco que en los refranes hay muchas supersticiones y no pocas referencias a prodigios… pero se han venido cumpliendo rigurosamente. Algunas manifestaciones de la meteorología popular se basan en leyes científicas descubiertas siglos después. Ya los griegos establecieron que, en el más crudo invierno, con cielos cubiertos… no helaba. Alguno, por ello, atribuyó a las nubes poderes mágicos contra el hielo (¿?). Luego supimos que un cielo cubierto impide la irradiación nocturna y, por tanto, impide las heladas por irradiación.

Hay refranes que aceptamos: “En abril, aguas mil”, “Lluvia de agosto, lluvia de miel y mosto”. Otros refranes los lanzamos ya con cierta retranca: “Hasta el 40 de mayo, no te quites el sayo”. Incluso los hay que son emblemas autóctonos: “Si per Candelaria flora, l’hivern està fora”. (La Candelaria; 2 de febrero, cuán lejos quedas).

En fin, aquí llegados, a un mes vista de que acabe este annus horribilis de 2010, sigo con refranes y esperando que nieve a primeros de Enero, en 2011, porque “Año de nieves, año de bienes” (anno nevoso, anno fermoso, que dicen en Portugal; anno nivoso, anno fruticoso, que dicen en Italia)… aunque también sé que “El mal año entra nadando” (please, que no llueva mucho a comienzos de año) y que tampoco haga mucho calor, porque “Si en enero flores, en mayo dolores”. Insisto en lo del frío porque “Año que empieza helando, mucho pan viene anunciando”.

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