23 feb 2011

23F: estupor, angustia y temor. 24F: ¡por fin España!



Ni contigo, ni sintigui… No podemos ver a los yankis pero sólo queremos ser yankis. Y como ellos tiene su pregunta nacional -¿Dónde estabas tú el día que mataron a Kennedy?- nosotros, a falta de un Kennedy patrio, nos hemos montado la nuestra y la hemos hecho gravitar en torno al 23F -¿Dónde estabas tú el 23F?-, una fecha que deberíamos olvidar. Y, mira por dónde, nos ponemos la fecha por montera: que si por el décimo, que si por el vigésimo, que si por el 25º Aniversario… y ahora, por el trigésimo. Ah, lo único nuevo esta vez ha sido la aparición de los papeles de los/las taquígrafos/as. Nos van dando lo del 23F a cuentagotas, embadurnado de patética pintura política; recordemos que todos se tiraron al suelo… menos Suárez, que ahora está como está. Las famosas “cintas”, casi me las se de memoria. Con ésta van…

Pero, ¿dónde están los informes de la Brigada Antigolpe de la Policía?

Como los trenes del 11M, buena parte de las cintas grabadas con conversaciones -ya se ha contado- se destruyeron. ¿Pasó lo mismo con los informes de la Brigada Antigolpe que investigó la trama durante dos años? Eso es lo que yo quiero saber; porque lo demás fue horrible. Aquella noche sólo hubo estupor, angustia y temor. La radio, que no la prensa, sirvió para tener a los españoles en casa, pendientes de ella, y no salir a la calle. El Rey, sin lugar a dudas, paró el golpe visible, y Francisco Laína García mantuvo el poder constitucional, aunque en su despacho reposaran luego los informes de la Brigada Antigolpe; esos que no conocemos. El 23F fue un día trágico; el 24F sí fue la fiesta de la democracia. ¿Uds. lo van a festejar mañana? Yo, sí. 

Pero está de moda el 23F; todos cuentan dónde estaban hace 30 años, aquella tarde-noche del 23F de 1981. Yo no voy a se menos.

Iba por mi segunda carrera; salí de un examen -Leñosos II, que había comenzado a las tres y media de la tarde- y entré en el bareto que teníamos en la EUITA instantes antes de que Tejero entrara en el Congreso.  Como siempre, era el primero en terminar: la inspiración divina nunca llega si no has estudiado. Total, que estaba con aquél brebaje que allí llamaban café cuando entró Tejero en el hemiciclo. Del universal desconcierto inicial que vivíamos por la SER pasé a subirme al R12, heredado, y dirigirme a toda prisa -a toda velocidad era imposible por aquella carretera- a la emisora donde hacía de casi todo: Radio Orihuela FM, entonces EAM32 y en el 101’3 de la onda (hoy, creo, en el 95’0).

Allí, más pendientes de la música que de otra cosa, no habían reparado. Treinta años después no me aventuro a señalarlo con rotundidad, pero creo que llegamos al mismo tiempo la noticia y yo. Javier Jiménez estaba al mando y más en las cosas del día a día de llevar la emisora (publicidad y emisiones) que pendiente de lo que se cocía. Con todo, Pepe Sáez puso en marcha su lista de éxitos y todos estuvimos pendientes de RNE-Murcia, que era con quien conectábamos para los informativos nacionales, y comenzamos a preparar el nuestro con los cinco sentidos puestos en el Congreso de los Diputados.

El televisorcito que teníamos, conforme pasaban los minutos, cobraba protagonismo y en nada y menos ya éramos conscientes de que lista de éxitos de Pepe, cuyo nombre ahora mismo no recuerdo, había que cortarla y que ni el “Agroactualidad” mío, ni el informativo local iban a emitirse con normalidad. El técnico José Antonio Aparicio avió la Unidad Móvil por si las moscas, y Paco Escudero iba dándonos el parte de la calle. Juan José Sánchez, jefe de Informativos, tranquilizaba el ambiente y nos mantenía en la noticia; estábamos pendientes de los acontecimientos. Iban llegando compañeros; otros llamaban.

Recuerdo que minutos antes de las siete de la tarde llamaron de Valencia, de Capitanía General: “que sintonizáramos con RNE en Valencia porque se iba a emitir un comunicado del capitán general Milans del Boch y, mientras tanto, que sólo emitiéramos música militar”. El mosqueo fue mayúsculo cuando se les dijo que no se sintonizaba allí la frecuencia de RNE-Alicante, que sólo entraba la señal de Murcia, y que no teníamos marchas militares, que “éramos una ‘moderna’ emisora de FM”. Del asombro pasaron a la “cooperación”: nos enviaron una copia del “comunicado” -¿dónde estará ahora?- y nos dijeron que emitiéramos “música seria”. Confirmamos con Gobierno Militar de Alicante y a partir de ahí… lo que conseguimos: “Ganando Barlovento”, las zarzuelas “Las Corsarias” y “Los Voluntarios” (completas) y música de películas (una colección que había).

Así las cosas llamó el alcalde, Francisco García Ortuño (UCD; Paco “El Loco”) diciendo que “era un golpe de estado, que ‘no nos preocupáramos de nada’ y que ‘él tomaba el mando’ para ‘garantizar’ el desarrollo constitucional”. Creo recordar, con solvencia, que, pese al sentimiento de la gravedad de la situación, nos descojonamos: ¡una más de Paco! Pero es que pedía que se le abrieran los micrófonos para decírselo a toda la Vega Baja. Creo que no se los abrimos; no lo recuerdo bien. Tengo en el trastero una copia que me hice de lo vivido, una serie de bobinas abiertas de aquél momento histórico, y ahora no tengo magnetófono donde reproducirlas. Ahí está todo.

Y llegó la copia del “comunicado” de Milans y tres guardias civiles que la traían. Iban armados y muy bien municionados. Nos dieron la cinta y metieron los subfusiles y los cargadores debajo de los asientos del sofá, aquél viejo sofá marrón bajo la foto de todos nosotros con un gigantesco EAM-32. Nos dijeron que funcionáramos con toda normalidad y que su misión era proteger la emisora y que radiáramos la cinta con la frecuencia que nos habían indicado. Después, dos salieron a fumar al descansillo. Y así pasaron la noche: siempre uno sentado sobre las armas y dos fumando sin parar fuera de la emisora, hasta que después del mensaje del Rey, que oyeron con nosotros, recibieron una llamada de su capitán, saludaron militarmente y se fueron sin mediar palabra. Aquellos tres guardias cuadrados ante nosotros, saludando, me impresionó.

Aquella Radio Orihuela cerraba emisiones a las 12 de la noche y el 23F de 1981 empalmamos con la apertura de la mañana siguiente. Cuando Joaquín Navarro y los demás aparecieron “los de aquella tremenda noche” nos fuimos a casa. Bueno, a casa no: algunos nos fuimos a “desayunar” a Torrevieja para analizar, con distancia, lo vivido: un golpe de Estado. Debatimos entre qué hubiera pasado de triunfar y que nos iba a deparar el futuro al haber fracasado. Habíamos madurado a hipervelocidad.

A las 8 de la mañana, de nuevo en la emisora, nos pusimos a trabajar: había que contar para el informativo de las 14’30 h lo que habíamos vivido. Hoy lo recuerdo muy en la distancia pero muchas historias de histeria grabamos aquella mañana; hoy no pasarían de ser anécdotas, pero muchos lo pasaron mal. Recuerdo en las respuestas de la gente estupor, angustia y temor… diga lo que diga hoy la clase política.

En casa, la tarde del 24 me enteré, que otro catedrático, compañero de mi padre, había pasado allí la noche anterior… buscando refugio porque era del PSOE. En 1991 me concedió una entrevista y aún otra con motivo de una distinción que le dieron; volvimos a recordar aquél 23F.

Y desde luego, lo de los políticos españoles esa noche es para olvidar. La Declaración que se montaron en 2005 es demencial: ellos no hicieron nada. Fuimos los españoles los que no quisimos aventuras; no ellos. Ellos estaban ¡quietos todo al mundo! Los almendros del pueblo español florecieron con normalidad democrática… a la mañana siguiente.




PD: dos cositas: no se olvide que del 23F sólo sabemos, como del 11M, la verdad judicial y que creo que los periodistas de audiovisual “aprendimos” aquella noche a hacer “directos”.



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