26 oct 2011

DE BENIDORM, UNA MALETA, UN AUTOBUS… Y UNA ABUNDANTE FALTA DE NEURONAS.




Me sueltan de la Clínica Vistahermosa por unas horas, llego a casa, y cabreado como un mono me tiene el Consistorio benidormí: pues no que ahora me prohibirán subir con la maleta al bus urbano si quiero ir a la estación de autobuses o a la del trenet. E imagino que a la inversa será igual. Es para miccionar sin echar gota, y encima hacerlo fuera del tiesto.

Uno no es que sea Phileas Fogg pero, como el Capitán Tan: en mis viajes a lo largo y ancho de este mundo… no he visto tal estulticia manifiesta en ningún país del mundo mundial.

Si la idea es del CDL, como le leo a Rosario Pagés… un tirón de orejas al personaje de la “ideíca”. Si, como se lee en el Diario INFORMACIÓN el concepto ha sido materializado por la edil de Movilidad -(tamaña gilipollez, movilidad, no la entiendo, pues tanto pude referirse a la capacidad genérica de moverse, como a capacidad, o incapacidad, personal de realizar movimientos físicos, como a las políticas de transporte -dicen que parece este el caso, pero quién lo puede imaginar por el tamaño de la memez-, como a la capacidad de cambiar de puesto de trabajo [esta acepción… no coment], como a la movilidad social que es la capacidad de desplazamientos dentro de un determinado sistema socieconómico… como el nuestro)- pues Mari Carmen Martínez –que así se llama la interfecta- se merece otro “tirón de orejas y cuatro horas cara a la pared” en concepto de inmovilidad. Éramos pocos y parió la abuela: nuevas trabas al turismo nacional… y a los estudiantes que se van y vienen de Valencia, Alicante o de más allá coincidiendo con el fin de semana y fiestas de guardar, amén de los del bus escolar porque el concepto “carga” se las trae.

No me puedo imaginar que existan los “Soprano del taxi” que van por el Excelentísimo planteando un cártel o similar, porque sean cuatro gatos los que vayan en el bus con la maleta para ahorrarse cuatro putos euros del ala.

En Cardiff, ciudad que me encanta, los autobuses urbanos, todos, tienen un apartadito para las bolsas de la compra, nada más entrar, a la derecha. Y nadie le roba la bolsa de Debenhams, Lidl, Poundland o Primark; al contrario. Es más, hay tres líneas, 3, que van a los grandes centros comerciales, incluido IKEA… y no veas como vuelven con sus pesadísimos “mecanos” de madera en el mismísimo autobús. Y nadie pía. ¿Qué les puedo contar del tranvía en Amsterdam o en Praga?; pues no he paseado yo mis maletas en ellos. Hasta por Londres y Nueva York. ¿Qué les puedo referir del autobús en Roma, en Valencia o Murcia? ¿Pero en qué república bananera vivimos?

Que por cuatro maletas en un bus urbano camino de una estación de autobuses que, por cierto, han puesto más lejos que el polo Norte y con un repecho que supera el Turmalet, se me pongan los munícipes a desvariar es para hacérselo mirar. Es que la edil, ya citada, copia (y copiar es escribir lo que dice otro u otros en su dictado o discurso) textualmente (para más inri) -dice la prensa- lo que pone el Reglamento General de Circulación (¿el Real decreto 1428/2003?) al respecto de “carga” (¿en su concepto de mercancía?) sin entrar en más detalles… y eso tiene bemoles. Algún letrado se pondrá las botas interpretándome, pero es que la ira me ciega.

Porque, pregunto con muy mala leche: ¿el concepto de “carga” no se referirá a mercancía de pago ni a carga a granel…  ni tampoco a bombona de butano alguna o impedimenta militar? Pero, puestos a imaginar la maldad de la medida, insisto: ¿entran en ese concepto de “carga” el carrito del bebé, la Barbie de la niña y el peluche del niño, el carrito de la compra, el hatillo transeúnte, el bocadillo envuelto en “la Hoja del lunes”, la mochila del escolar, la bolsa de la playa llena de aceites y revistas, el arca de Noé que llevan algunas señoras por bolsos, el portafolios del ejecutivo agresivo que pasado de copas se ha subido al bus en Benidorm creyendo estar en Tayikistán, la mariconera…?

De qué van ahora en las dependencias de la Plaza de Sus Majestades los Reyes de España.

Aplíquese pues la medida al bus escolar e impídase a los estudiantes subir al mismo con esas mochilas que Ryanair impediría (por peso y medida) ser consideradas equipajes de mano. Apaga y vámonos.

¿En qué ha quedado el poster de la maleta para celebrar el Día Mundial del Turismo? Ahora resulta que no puede viajar en el bus urbano.

De todas formas, sepan -Oh amados cabildantes-, que joroban, de terminar aplicando la puta medida, al ciudadano de bien que elige Benidorm por encima de cualquier otro lugar de España y, sobre todo, al que con todo y ello, cobra la pensión mínima y pasando del IMSERSO piensa en Benidorm -y se viene a Benidorm- a la hora de conseguir sus ansiadas vacaciones. ¿Por qué tengo que coger un taxi si puedo usar el autobús urbano? Si hay gente “pa tó”, que decían “Guerrita” y “El Gallo” (ni en eso se ponen de acuerdo los taurinos): los hay de taxi y los hay de bus.

Y con estos cabreos, ¿cómo quiero yo que me baje la tensión? El último cabreo, insultante además, el VTR del PSOE; el del escolar y la empleada de hogar.

Es la releche el vídeo de Rubalcaba & Co. con el niño repipi con la niñera ¡¡uniformada!! Al margen de la “ideíca política”, ¿es indigno -acaso, pregunto- el trabajo en el servicio doméstico? Sólo veo una absoluta falta de educación y dignidad en quienes lo planificaron, lo ejecutaron y permitieron y difusión. Jerarquía social y dignidad personal es lo que falta en este país. Y lo digo por la maleta y por el VTR del PSOE.

Hemos creado un país de “Salvados” donde un periodista con estudios empata con una “princesa” de gachas y todos ansían ser como ella. En fin, con el nivel general que queremos darle a la Enseñanza Pública en España la hipotética hija de la empleada, si no es una superdotada de nacimiento, seguirá, ¡Vive Dios que seguirá! siendo “chacha” en el mejor de los casos… Pero por falta de oportunidades. Y pregunto yo, maleta a parte, ¿no sería lo bueno que ambos pudieran elegir dónde estudiar?

Mañana mismo me vuelvo a Vistahermosa; allí, dentro del gotero me meten un algo que me hace olvidar que alguien juega con mis neuronas y mi tensión arterial. Es que es, insisto, es para miccionar todo el día y deprimirse por no echar gota.



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