2 oct 2011

DE OSTENDE A CANCALE… CRÓNICAS ENTRE OSTRAS Y VIEJOS CAMPOS DE BATALLA. (y II)



Honfleur, precioso, repone. Honfleur, cuenta “mi contraria”, es el impresionismo y Monet. Vale, pero Honfleur es l’Enclós y la vieja dársena, la iglesia de madera de Santa Catalina, el Museo de la Marina (en la Iglesia de San Esteban) y el Paseo del Malecón. Impresionante, ¿no? Si algún día me pierdo, pido que me busquen en Honfleur, Amsterdam o Benidorm. Homfleur no tenía nada de especial para mi bélico periplo, pero es Honfleur y no se puede pasar de largo.

A partir de Honfleur comienzan los sitios de veraneo de los parisinos: Villerville, Trouville, Deauville (decían por ahí que “el Benidorm de París”), Blonville… hasta Dives-sur-Mer. A partir de Ouistreham, entramos en los viejos campos de batalla de Normandía.

El desembarco de Normandía marcó una etapa y era el objetivo principal de mi aventura viajera. Ouistreham, de nombre, ya suena a ostras y aquí está el Gran Búnker y en él, el Museo del Muro del Atlántico. A partir de aquí y hasta Sainte-Mère-Église, todo ese arco de unos cien kilómetros es una sucesión de sitios históricos, museos, cementerios y memoriales; en la costa y en el interior (Bayeux, Caen y Sainte-Mere-Église… por el paracaidista aquél). 8 baterías del Muro del Atlántico (La Pointe du Hoc, Merville, etc.) y el Museo del Radar (Douvres), el Memorial Pagasus (Ranville) y el Centro Histórico de Paracaidistas (Saint-Côme-du-Mont), el Museo Memorial (Bayeux), el Memorial de Caen, el Memorial de la Libertad Recuperada (Quinéville), los museos de las tropas americanas (Coleville, Grandcamp [Rangers], Saint Laurent, Sainte-Marie-du-Mont y Vierville), el Museo del Desembarco (Arromanches), el Centro Juno (Courseulles), Gold Beach (Vers), Memorial de Montormel… el Museo de la Resistencia y la Deportación (Manneville-sur-Risle) fascinante en documentación… Se me quedaron algunos, pero en libros y mapas me los traje todos.

El Normandie Pass te rebaja 1€ en cada entrada; y es que es un pastón de entre 4 y 9€ por museo. Siempre falta tiempo para disfrutarlos todos en toda su intensidad: una semana se pasa volando. Es que además hay sitios como Caen (y la Abadía de los Hombres), bebidas como el Calvados y la sidra, y quesos fuera de serie que te restan tiempo. Y ostras, y mejillones, y gambas… Y salvo en Caen, no hay tiendas y centros comerciales que ver.

Ya que me habían aguantado a más no poder, una concesión a la galería fue dejarse caer hasta Mont-Saint-Michel… y ya aquí, ¿por qué no cerrar periplo en Cancale con sus ostras? Además era una de mis propuestas cuando la operación “repatriación” de Erasmus.
Mont-Saint-Michel sigue igual; ahora quieren reacondicionar la desembocadura del Couesnon y tiene montada hasta una exposición para explicarlo. Siempre está lleno de gente, pero es agradable subir hasta la mismísima abadía y sentir la fuerza de los siglos. Es muy turístico, lo que le resta grandiosidad, pero es, valga la redundancia, grandioso. A mí me gusta más la Iglesia de San Pedro y sus pilares del XI, pero -reconozco- lo gótico de la abadía es fascinante.

Y si por ostras veníamos, ya por Mont Saint Michel son sólo 40 kilómetros de nada ir hasta Cancale, produciendo ostras de siempre y conocidas desde tiempos de Roma. Tiene Cancale un museo de la ostra y el marisco -¡cómo no!- y… se comen ostras; porque en Cancale todo son ostras… y mejillones. Hay vendedores que te abren las otras y te ponen hasta un vaso de plástico de vino blanco… 4 € la docena (del nº 4, 8€ las del 3 y 16€ las del 2)… y los mejillones, como los caracoles en Lérida, por litros (a 3 €/litros).

Cancale y sus ostras. Tanta ostra tiene sus riesgos… y los padecimos; pero claro, no fue por las últimas. Era ya quince días de ostras.

Y tras la euforia de las ostras, un “rápida descubierta” hasta Amiens (415 km de nada) por la curiosidad sembrada por un reportaje de la tele sobre “La construcción de las Grandes Catedrales Góticas”. La cadena que circunda todo el crucero no la pudimos ver, pero la catedral de Amiens es una genialidad; creo que aún tengo la boca abierta. Las expectativas del documental no quedaron mermadas ante la realidad.

Ahora que han vuelto a dar en La 2 el reportaje me he acordado de todo este periplo en pos de lo bélico. Porque cerramos en Thiepval (ver el post anterior).

Es que la realidad del viaje era de ostras y campos de batalla de la I y IIGM… Ostras, Pedrín, lo conseguí.





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