5 feb 2012

DEL ABURGUESAMIENTO CLIMÁTICO A LOS PRIMEROS ESTUDIOS SERIOS SOBRE EL BALANCE ENERGÉTICO PLANETARIO. DE LLAMAR A LAS COSAS… POR SU NOMBRE



Ayer le leía a Javier Martín-Vide en La Razón una frase que ya le había oído a Jorge Olcina en sus clases en la Universidad de Alicante: “en cuanto al clima, nos estamos aburguesando”. Por eso, ese “nos estamos aburguesando en cuanto al clima” de ayer me impactó tanto como el primero. Y es que es la misma frase, porque el orden de los factores no altera el producto.

Es que estamos queriendo el tiempo a la carta. Nunca nos viene bien el que hace: nos molesta el frío en invierno y el calor en verano. Nos desconciertan las oscilaciones. Pretendemos una uniformidad y una cadencia de situaciones que nunca se han producido. El tiempo es dinámico y el clima no es más que un compendio de esas situaciones en un tiempo determinado; pero eso no es una ley inamovible. Más bien parece una Directiva Comunitaria de esas que en la UE nos suelemos pasar por el Arco del Triunfo… porque su obligado cumplimiento queda en el Limbo. Y la verdad es que como hay mucho negocio en torno al tiempo meteorológico, que no al clima, todos queremos “manipularlo” a nuestro antojo y conveniencia en todos los sentidos. Que sea fijo y determinado lo quieren desde las tiendas de ropa (que vaya modas) a las terrazas de los bares, restaurantes y cafeterías, las estaciones de esquí y los destinos de sol y playa. Todo el sistema de ocio. Que se desmadre por frío, desde las eléctricas a las gasísticas que se frotan las manos porque les sube la facturación; que se desmadre por calor, las eléctricas y las empresas de aire acondicionado. Huy, aquí hay una que se repite: las eléctricas ganan siempre con los extremos.

Y eso que llaman calentamiento global apunta a que de verdad lo que aumenta es la variabilidad climática, las condiciones atmosféricas extremas que exceden con diferencia de lo “normal… si es que en climatología, una cuestión que es dinámica, se puede hablar de “normalidad”. Bueno, concluyamos en “lo que excede de un valor promedio” y así no tentamos a la suerte. Es que, en realidad, lo que la atmósfera almacena es más energía, lo que hace mayores los volantazos climáticos que se producen. De ahí que lo mejor es que hablemos del BEP, del Balance Energético del Planeta y no de eso que llaman cambio climático y/o calentamiento global.

Esto -la verdad sea dicha, y aunque poco- está más cálido que hace unas décadas, y con un mar más cálido se refuerza el ciclo del agua: se evapora más agua hacia la atmósfera, y la atmósfera no puede  siempre asimilarla totalmente por lo que la retorna a la superficie planetaria con cierta brusquedad. En resumidas cuentas, aumentan los riesgos naturales: sequías y torrencialidad. Una clave del futuro está en el estudio de los riesgos naturales.

Y en esto del BEP una buena noticia para los que llamamos a las cosas por su nombre. El día 3 la NASA mostraba las primeras imágenes captadas por el Suoni NPP. El satélite -antes llamado NPP, a secas y ahora bautizado con el apellido del profesor de la Universidad de Wisconsin, Wermer E. Suomi- medirá el intercambio de energía entrando en liza el plantea y su atmósfera, sabiendo la que recibe del sol.  Y ahora ya podremos empezar a hablar con propiedad sobre si el BEP está cambiando y en qué medida, con lo que podremos empezar a hacer predicciones más eficaces y comprender mejor como va respondiendo el planeta a las condiciones energéticas. Sin efecto invernadero no habría vida en el planeta. Desde ahora vamos a poder empezar a comprobar esa variabilidad energética. Su web no tiene desperdicio.

La noticia del día 3 es que la NASA había comenzado a “scanear” la Tierra con el Clouds & Earth’s Radiant Energy Sistem, el CERES que va montado en el Suomi-NPP. Pues eso.

Ya era hora.


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