7 nov 2012

DEL SOLITARIO PINO DE LA CRUZ, UN ICONO DE BENIDORM



Por lo menos tiene cincuenta años; la foto en blanco y negro es de 1962, y la de color, de hace unos meses. Y tuvo que alcanzar ese porte; luego tiene bastantes años más. El pino de la cruz resiste impertérrito y solitario el paso del tiempo.


Si quieren localizarlo con exactitud, ahí van sus coordenadas UTM: X750547, Y426958. No tiene pérdida.

Es un pino piñonero (Pinus pinea L.) y está catalogado como “Árbol de interés local”. Sí, en Benidorm lo tenemos todo anotado y en su expediente. Pocas cosas hay… y mejor tenerlas inventariadas y catalogadas. Su porte aparasolado lo delata (piñonero), y por estar donde está -y por lo que desde allí se ve-, es un icono de Benidorm. Por lo menos llevas desde 1962 saliendo en las fotos.

Le llaman “el Pino de la Cruz”.

La Cruz, junto a la que está -desde mi ventana los veo-, es una buena referencia, pero sin lugar a dudas fue él, el pino, la referencia Benidorm todos estos años mucho más que la cruz.

La Cruz, por cierto, acaba de cumplir cincuenta años; fue una iniciativa de Padre Perona y otros misioneros franciscanos que se dejaron caer por aquí, por Benidorm, en la Navidad de 1961 con la intención cuasi de “evangelizar” este enclave pecaminoso que era Benidorm, “corrompidopor las tendencias lascivas del turismo. Y en 1962 lo más que podía haber era algún biquini suelto en las playas y mucha marcha en sus “boites”.

Baste recordar que unos meses antes el titular de la Diócesis (ya Diócesis de Orihuela-Alicante) había amenazado a la ciudad con ponerle en las entradas un cartel con la leyenda “Infierno”.

Don Pablo Barrachina era así; por cierto, Don Pablo fue quien me dio la Primera Comunión y lo tuve en estima, pese a sus cosas. No creo que pasara de un comentario amedrentador lo del cartel de “Infierno”, porque de haber sido amenaza… lo hubiera puesto, sin lugar a dudas. Vamos, como el caballo de Espartero con sus cosas. Una vez prohibió a las gentes de Agost sacar en procesión y cantar la serenata a su patrona, la Virgen de la Paz, porque en las fiestas del año anterior se pasaron los mozos con los petardos contra la casa del párroco; total, y estábamos ya en 1987, por no haber querido aquél bautizar al hijo de una pareja que no había pasado por la Vicaría. “Ellos a petardos con mi párroco, pues los dejo sin procesión en las fiestas”, bien pudo decir; cosas de Don Pablo. He llamado a un amigo de Agost y no recuerda que en el 87 no sacaran a la Virgen, pero me ha dicho Quique: “Si don Pablo dijo que no, haríamos otra cosa. Le preguntaré a mi madre”. Y otro día me lo contará, que no tengo tiempo para esperar. De él, de don Pablo, se escribió en su muerte (en 2008): “Fue un hombre de su tiempo. Era conservador; incluso muy conservador”. Dicho queda.

Bueno, pues a iniciativa del Padre Perona y sus misioneros, en enero de 1962, en el llamado “Día del Perdón”, las buenas gentes de Benidorm subieron una gran Cruz de madera a Sierra Helada como expiación municipal de “los pecados” del pueblo y para demostrar la catolicidad de este lugar, como salió publicado en algunas crónicas, también franciscanas.

En fin, puesta la Cruz en su sitio, y al mismo tiempo que se marchaban los misioneros, Benidorm siguió siendo Benidorm… Estábamos en enero y por aquellos años la cosa del turismo no comenzaba hasta la Semana Santa y ya llegaría el verano y el veraneo. Benidorm siguió a lo suyo y con el tiempo cambiaron la vieja cruz de madera por la metálica actual… Y subimos allí a ver cómo queda Benidorm sin nosotros, o haciendo deporte; incluso haciendo el burro... y a más cosas. Pero subimos ahora sin acordarnos de la “Gran Misión” de aquellos franciscanos valencianos de hace 50 años.

No, si en el fondo, la pátina de frivolidad de la ciudad no es más que eso, un brillante barniz… que gusta mucho.

Y el pino, testigo mudo de aquello -y de esto otro- sigue ahí. Ese sí que es el Vigía de Levante… pues a Levante está, en Sierra Helada.



NOTA DEL AUTOR. Benidorm, 8 de Noviembre de 2012


Me cuenta mi buen amigo Miguel Alberto Martínez Monge, decano de los plumillas locales, (y me autoriza a publicarlo) que ante la amenaza del cartel “Infierno”, don Pedro Zaragoza contraatacó: “le permito que lo ponga si viene Ud. mismo a ponerlo”. Y… no se puso el cartel.

Es más, también me cuenta Miguel (triple M) que la animadversión a este Benidorm/Sodoma & Gomorra de los años 60 se le pasó al prelado “cuando el cura del pueblo, don Luis Duart Alabarta, le contó (al mitrado) que en Semana Santa, coincidiendo con la primera oleada turística del año, en la parroquia se contaban más comuniones que habitantes figuraban en el censo. Este incremento de fieles influía, cómo no, en la cuantía de los óbolos depositados generosamente en el cepillo. Y al jefe de la Diócesis, como es natural, se le ablandó ‘desinteresadamente’ el corazón ante el aumento de fieles y colectas…”

No sé a qué espera MMM a poner en imprenta su libro “Personas, no personajes, de Benidorm




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