8 dic 2012

DE BENIDORM: UN MODELO DE DESARROLLO URBANO (VI)


LA OCUPACIÓN DEL LITORAL

Hasta la llegada del turismo (finales del XIX y principios del XX; especialmente en la segunda mitad), las construcciones realizadas en la costa, desde las primeras civilizaciones, fueron simples respuestas a los usos y actividades marítimo-comerciales, pesqueras, religiosas o militares que, además de las dificultades propias de la construcción en la costa, tuvieron una incidencia mínima en el espacio inmediato al mar, salvo las primeras ciudades-estado marítimas.

Benidorm es sólo un relativamente moderno asentamiento de tipo litoral; una localidad costera que estuvo (y está) presidida por un promontorio rocoso (Punta Canfali). Se localiza al borde de playas abrigadas, que son restingas fósiles de viejas albuferas colmatadas, que presentaban posibilidades de aguadas (para barcos y navíos), especialmente en Poniente con el manantial de Les Fontanelles, en la mismísima playa (que tuvo tratamiento de Vereda Real de ganado), y en el estanco de aguas de La Cala formado por el desagüe de varios barrancos.

Mapa de Abraham Ortelius (1586) 
Hispaniae Veteris Descriptio
Conviene destacar que hasta el siglo XIX la costa mediterránea conocida es el lugar intermedio entre el espacio continental y el mar. Se trata de un espacio hostil y anárquico donde la soberanía era muy difícil de implantar[1] más allá de las ciudades-puerto ya consolidadas.

La ciudad costera, por su situación, se nos presenta en aquellos tiempos como zona de soberanía limitada y muy expuesta a la influencia exterior. La ubicación en el borde litoral representaba graves problemas no sólo por la inseguridad frente a las razzias piráticas, sino, por lo general, por el escaso valor agrícola de las tierras circundantes y el ambiente malsano que ya describiera Platón[2], dado que la costa mediterránea es muy propensa a albuferas y estancos de agua. A eso añadamos el concepto moral descuidado entre la población ante las largas ausencias y el incierto regreso del cabeza de familia en cuestiones de singladuras.

Los lugares de costa, des el principio de los tiempos, eran espacios poco recomendables.

El poblamiento intensivo del litoral mediterráneo que nos ocupa se produce tras la creación del Reino de Valencia (siglo XIII), cuando la Corona de Aragón se empeña en recobrar la soberanía territorial de toda la costa que estaba ya entonces bastante amenazada por la piratería. Lo hace mediante la repoblación. Y la auspicia mediante incentivos fiscales al tiempo que otorga la libertad de pesca y de cabotaje. Fue una respuesta clara en pos de una política territorial coherente que siguió a la etapa de conquista.

Mapa de Abraham Ortelius (1584) 
Valentiae regni, olim Contestanorum 
si Ptolomaeo, Edetanorum
 si Plinio credimus typus
El plano de Abraham Ortelius (1584), el primero de una región española al completo, el Reino de Valencia, ya da cuenta a las claras de que no había, ni aún entonces, comunicación por tierra entre los enclaves de costa más allá de los caminos de atajadores[3]. La comunicación era siempre por mar, y por mar salía y entraba todo; por lo que desde el primer momento aquél enclave de Benidorm contó con aduana, y la mantuvo hasta bien entrado el XVIII, como las vecinas Altea y La Vila Joiosa.

La marina de cabotaje (siempre pequeñas embarcaciones) que consiguió conformar Benidorm derivó en la aparición de sagas de marinos, pilotos de altura y capitanes de mar que prestaron sus servicios en las grandes compañías navieras de su tiempo y dejaron su impronta en todas las rutas comerciales. Las mejores casas de la localidad eran propiedad de estos hombres, y con ellos llegaron las ideas innovadoras que fueron desencadenando la idiosincrasia y el pensamiento liberal que desencadenaron el proceso urbanístico y turístico de Benidorm.

Volviendo al tema, hay que señalar que si bien en el siglo XVIII se había reducido considerablemente la presión pirática con respecto a los siglos XV y XVI, Benidorm fue de las poquísimas poblaciones litorales, a pesar de su escasa entidad, que siempre alistó unidades para la guerra al corso contra las fustas argelinas o navíos de otras nacionalidades enfrentados a la Corona.

Esta reacción estaba motivada por las continuas razzias piráticas que se producían. En 1590 Benidorm es arrasado en una de ellas y capturados todos sus moradores, así como destruidas las pocas construcciones existentes. Tras la expulsión de los Moriscos (1609)[4] se desarrolló toda una década de continuas incursiones y saqueos que llevaron al abandono de la población de Benidorm, incluso de Calpe[5].

A lo largo del XVII, la construcción del litoral (el asentamiento de población) sufre continuos altibajos. La costa estaba abandonada a su suerte y deficientemente comunicada. Acciones concretas descoordinadas de España, Francia, Gran Bretaña  durante el XVIII, y los Estados Unidos ya en el XIX, acabarán con la presión pirática (entre 1816 y 1830), lo que generará una etapa de tranquilidad y auge poblacional a estos enclaves mediterráneos.

Una vez anulado el problema de la piratería se acometerá la solución de las comunicaciones en la costa. En 1851 desde el Ministerio de Fomento se apuesta por la carretera de la costa entre Alicante y Barcelona, que se identificará cono la Nacional 332, pero no será hasta 1880 cuando se culmine  con la finalización de las obras (túneles y viaducto) sobre el Barranco del Mascarat. Fue entonces cuando quedó expedita la comunicación entre la Ciudad Condal y Alicante y quedó comunicada toda la línea costera provincial. Por esta vía descenderán, ya en el siglo XX, las iniciativas empresariales catalanas que en materia de turismo se habían puesto en marcha ya.




[1] Juan Ferrer; Construir la costa; el litoral valenciano,
[2] Libro IV, Las Leyes.
[3] Soldados de la época que complementaban la tarea de los torreros y los escuchas vigilando el espacio litoral entre dos torres. Desempeñaban su labor a caballo, que había de ser aportado por ellos mismos.
[4] Tras la batalla librada en el Llano de Petracos, a los pies del Cavall Verd, no muy lejos de Benidorm.
[5] Juan Ferrer. Construir la costa; el litoral valenciano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario