3 ene 2013

DEL CENTENARIO DEL SUJETADOR...



Mary Phels Jacob - Caresse Crrosby
2013 también tiene sus efemérides. Una de ellas es la del centenario del sujetador -del sostén-, prenda femenina de ropa interior cuyo objetivo son los senos. Es que va a hacer 100 años, todo un siglo, una mujer en los EEUU “inventó” (requeteinventó) lo del sujetador… y como la cosa funcionó entre sus amigos y se fue difundiendo y tuvo éxito, el 12 de febrero de 1914 solicitó la patente, que le fue otorgada el 3 de noviembre de ese mismo año. La joven en cuestión se llamaba Mary Phels Jacob aunque también se la conoce como Caresse Crosby, nombre y apellido que adoptó cuando su segunda aventura sentimental. La verdad es que su “invento” es el que ha perdurado hasta hoy en día, porque lo que es haber… ha habido infinidad de elementos sujetadores del busto femenino.

Supe de esta mujer una noche de hastío en un hotel de Roma allá por 2005. En la habitación había una de esas revistas cuyas hojas más que por gramaje entran por kilogramaje; llena de fotos y escuetos textos. Uno, fascinante, era sobre la isla de Ferdinandea (la volcánica que emerge y se sumerge según el ciclo, al sur de Sicilia) y otro de una mujer que “había inventado el sujetador”. Ambos los devoré… y no me traje la revista porque pesaba como un ladrillo y con Ryanair ya se sabe. De ambos tomé nota… y de un restaurante en el Trastevere que resultó interesante (Il Vicolo, en Vicolo del Cinque)… y ayer, buscando otra cosa, di con estas notas. Y no me he podido resistir.

Bueno, un “algo” destinado a realzar los senos femeninos ya era utilizado hace 3.700 años en Creta… y luego está lo que cuenta la mitología griega que Hera pidió a Afrodita, y ésta le dio, para realzar su figura y hacer que Zeus volviera a fijar sus ojos, y otras cosas, en ella. En realidad, el “invento” perseguían realzar los senos.

Desde el consejo de Afrodita la cosa se fue complicando con el apodesmos (a modo de vendas sobre o bajo el pecho) y el strophium (cinta que los realzaba por debajo). Ya en Roma, como no eran los romanos amigos de pechos opulentos, las romanas optaron por el mamillare de las mujeres y las fascia de las niñas (buscando que aplanara). El “bikini” de las bañistas romanas de Cassale (Piazza Armerina) era más bien el apodesmos griego.
Civilizaciones milenarias como de China y la India también utilizaron elementos como los de Grecia y Roma.

Luego, hasta el siglo XV ninguna mujer, cosas de la época, tuvo a bien utilizar algo más que las prendas romanas (mamillare y fascia). Habrá que esperar hasta el siglo XVI para que alguna idea surgiera en ese campo… y la idea fueron armazones de hierro. Así se entiende que la Revolución francesa trajera la liberación de la mujer, pues se abandonaron aquellos artilugios metálicos apoyados en las caderas que, imagino, debían ser incómodos y antiestéticos. E igualmente incómoda debió ser la retahila de épocas y modas que se fueron sucediendo durante los siglos XVIII y XIX… y hasta principios del XX: Época Imperio en Francia y Regency en Gran Bretaña, ambas coincidentes entre 1795 y 1820; la Época Victoriana (1837-1900), Época Eduardiana (1901-1910)… y por fin estalla el Movimiento de la Reforma de la Ropa a instancias de las campañas de Elizabeth Smith Miller (activista literaria en los EEUU y Europa central) y de la doctora Alice Bunker Stockham (desde mediados del XIX, reputada ginecóloga en Chicago) y la campaña a favor de la lana del médico alemán Gustav Jaegger. Clave también fue la sufragista Elizabeth Candy Stanton , lo mismo que Amelia Jenks Bloomer, la gran defensora de la libertad que otorgaban los pololos. Pero sin duda, la acción definitiva llegará con la puesta en marcha de la Sociedad del Vestido Racional (Londres, 1881) que consiguió un giro radical en la forma de vestir y en contra del encorsetamiento (nunca mejor dicho) de la figura femenina. Surgieron infinidad de sociedades similares por toda Europa y los EE.UU. y poco a poco la mujer fue más osada. En esto que llegaron (1853) el médico Luman L. Chapman, y su esposa Harriet, adelgazando el macizo corsé y dando nuevos aire a la cosa. Pero seguía sin funcionar, sin atraer a la propia mujer.

Patente de Marie Tucek - 1893
En esto que llegó la norteamericana Marie Tucek y en 1893 patentó el “primer sujetador moderno”. Era de chapa metálica, cubierto de seda. Fue un comienzo, pero muy pesado aún. Ya en 1900 utilizó la señora Tucek cartón recubierto de seda y comenzó una fructífera andadura entre la alta sociedad que le llevó a las páginas de Vogue en 1907.

Patente de Mary Phels Jacob - 1914
Y por fin entra en escena la poco convencional Mary Phels Jacob, “Polly” para los amigos, y decide anudar dos pañuelos de seda y con mucho ingenio ceñírselos sobre los pechos. Aquellos fue un bombazo y ella contó en una entrevista en Italia a mediados de los sesenta que aquello ocurrió a primeros de 1913. Luego estamos en el centenario del invento.

Se sucedían las fiestas y ella seducía con “su invento”. Confesó su secreto a sus íntimas y muchas la copiaron. Incluso hubo quien le ofreció dinero por el “invento” lo que le llevó a solicitar la patente ya en 1914, que vendió nada más obtenerla a los hermanos Warmer (Lucien e Ira de Ver) ambos médicos y propietarios de la Warmer Corset Company que le pagaron a la señora Jacob/Crosby 1.500 dólares por la patente y en los primeros treinta años obtuvieron unos beneficios de 15 millones de dólares. Ahora la empresa de los hermanos Warmer se llama Warnaco… y quizás les suene: sus productos se venden bajo las marcas Speedo, Calvin Klein, ChaPS y Olga. Hace un par de meses fue comprada por la corporación PVH (Tommy Hilfiger, Izod, Arrow…).

En 1915 “Polly” caso con Richard Peabody, y en 1922 con Harry Crosby, baluarte de la llamada “generación perdida de la literatura norteamericana”, y se hizo llamar Caresse Crosby. Vino a Europa y se sumergió en una vida bohemia hasta la irrupción del nazismo. Compaginó su estancia europea con contínuos viajes a los EEUU y se convirtió en la primera editora importante de figuras como Ernest Hemingway, Kay Boyle o TS Eliot.

Dicen que las razones del éxito del invento de “Polly” se resumen en una: la capacidad de potenciar el lado sexy de cualquier mujer. Pero como “Polly” confesó en la famosa entrevista de los sesenta: lo suyo fueron dos pañuelos porque ella ya iba bien servida de serie; después de ella inventaron todo lo demás del sujetador.

Vivió bien “Polly” -era de familia con posibles- pero sus fiestas y amistades acabaron con ella. Mecenas, activista por la paz, poetisa, editora… Si divirtió lo suyo, y… que le quiten lo bailao



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