18 abr 2013

DE LOS CINCUENTA AÑOS QUE LLEVAMOS DANDO LA VARA CON LO DEL MUNICIPIO TURÍSTICO… Y ESTAMOS COMO EN 1963 (II)



Me quedé en la primavera del 83, y lo retomo…

Las elecciones locales de 1983 las gana el PSPV y Such queda fuera del Consistorio. Entonces el nuevo alcalde, Manuel Catalán Chana, mueve el 1er Congreso de Turismo de la Comunidad Valenciana recogiendo esa necesidad de la figura Municipio Turístico
Un poco antes, en Granada, en la reunión del Grupo de Ciudades de Congresos, al que asiste Benidorm (y su nuevo alcalde) se pide “la financiación reglada para los Municipios Turísticos a través de la Ley de Régimen Local” y, ante ello, la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), previo al congreso benidormense de diciembre, se pone de acuerdo en definir el Municipio Turístico en una ponencia conjunta que presentan los ayuntamientos de Benidorm, Valencia, San Bartolomé de Tirajana, Mahón y Santiago de Compostela. “Municipio turístico es aquél en el que el Turismo constituye la actividad fundamental, cuando no única, en su desarrollo socioeconómico”… y eso es lo más que consiguen consensuar… porque de pesetas, no consiguen rascar nada.

Y como parece que hay sintonía, en el inmediato 1984 es de nuevo Benidorm el anfitrión de la 1ª Reunión Municipalista del Turismo que pretende definir el Municipio Turístico. Definir, definir, poco; pero de aquella filosofada benidormera salen tres categorías: Municipio Eminentemente Turístico, Municipio Turístico y Municipio de Interés Turístico… y en la euforia de la cita se termina pidiendo el Estatuto Legal del Municipio Turístico en el que se incluye tipologías, órganos de gestión y procedimientos de declaración de las figuras legales. Vamos, que lo pusieron en bandeja a las distintas administraciones del Estado lo de legislar la figura del Municipio Turístico. Aquello fue devolverle al Estado la punzadita de 1981 del Secretario de Estado de Turismo en la que decía que el municipalismo había fracasado en esto… ahora que el famoso “librito blanco” del municipio turístico, tres años después, aún era una entelequia.

Cargados de optimismo se me fueron los munícipes del Turismo a estropearlo todo en la 3ª Asamblea de la FEMP (1985) dónde sólo se ponen de acuerdo en crear, ¡válgame Santa María!, las Mancomunidades Turísticas de Municipios. Es que todos los asistentes se sienten eminentemente turísticos, de 1ª División, y todos quieren más. Lo único bueno de aquella asamblea fue que para zanjar la cuestión se pidió el 1er Estudio sobre la Incidencia (real) del Turismo en el PIB que tuviera en cuenta la participación de cada municipio en los ingresos por divisas, en la evolución del empleo del sector y en las transferencias corrientes y de capital entre el Estado y las Comunidades Autónomas en las que se integraban.

También se creó, sobre el papel, un Fondo Anual de Cooperación Intermunicipal, para los Municipios Turísticos, dotado con el equivalente al 10% de los Presupuestos Generales del Estado para cada año y que repartirían, al alimón, las comisiones de Turismo y de Hacienda de la FEMP con “unos criterios que se decidirían antes de la próxima Asamblea”… y aquí estamos… porque luego se argüirá que el artículo 30 de la Ley 7/85, de 2 de abril, Reguladora de las Bases de Régimen Local se supone que entiende de estas cosas de los Municipios Turísticos. ¿Es que nadie se dió cuenta de ello? Pues no, y resultaba que en base a ese artículo las Comunidades Autónomas podían habilitar regímenes especiales para municipios “en cuyo término predominen las actividades turísticas… (…, industriales, mineras u otras semejantes)”. La pelota estaba en el tejado de las CCAA… y otra vez más nadie quería jugarla.

Nuevo parón, y ante este nuevo parón es nuevamente Benidorm quien monta en 1990 (sigue de alcalde Manuel Catalán Chan) el 1er Congreso Nacional de Municipios Turísticos. Catalán Chana en la apertura del congreso señala el chirrido que sale de los engranajes de la maquinaria administrativa del Consell. Para el Consejo de Turismo de la Generalitat, creado en 1987, se propuso en 1989 que en su composición entraran 4 alcaldes de “Municipios Turísticos”… Pues ahí se ancla el alcalde para pedir que se defina ya, de una vez por todas, qué es un Municipio Turístico (para la Comunidad Valenciana) y propone, y el Congreso hace suyo, que se inste “a todos los Gobiernos autonómicos, a todos los Parlamentos autonómicos y a todos los Partidos Políticos que los componen… a… la redacción de un proyecto de ley que contemple las singularidades de los municipios turísticos”. En mano, al ministro José Barrionuevo, se le entregó esta petición.

Y el ministro se volvió muy contento a Madrid porque había venido a Benidorm, y así nos lo dijo en una rueda de prensa en el Hotel Los Dámatas, para decirles a los congresistas que “desde la Administración Central no se podía, bajo ningún concepto, ‘discriminar’ a unos municipios respecto a otros”. Vamos, que Madrid en esto se desentendía del tema. La cosa era de los Gobiernos autonómicos. Y eso que se le dijo bien a las claras que a Benidorm no le importaba que no lo consideraran como “municipio minero” (aunque hubiera una peseta por medio)… ya que hubo una mina de ocre en Sierra Helada y no se sentía discriminado para nada de eso. Total, la pelota en el tejado de las CCAA… como propone la Constitución de 1978, que nadie lee.

Tras el congreso de Benidorm, los dos partidos mayoritarios (PP y PSOE) anunciaron que desde el ámbito autonómico, donde gobernaran, pondrían en marcha la figura legislativa para la financiación de los municipios turísticos…

Y lo que se consiguió es que primero Canarias (Ley 8/86), y luego Cataluña (Ley 8/87), abriera el melón y le siguieran casi todas las demás autonomías… aunque muy timoratamente porque sus propias leyes tampoco les dejarán margen de maniobra hasta… el año 2002, ya en el siglo XXI. Y porque la cosa va de dinero “extra”.

Pero volvamos a Benidorm, donde todo esto comenzó.

En 1992, casi treinta años después de que el alcalde Pedro Zaragoza prendiera la mecha, el nuevo alcalde, Eduardo Zaplana recoge el testigo y comienza un meditado peregrinaje monotemático en favor del Municipio Turístico y, fundamentalmente, de su financiación con una serie de conferencias y jornadas específicas en Madrid, Sitges, Almería, Calviá y otros municipios turísticos para concienciarlos al respecto, al tiempo que hace que el PP tome por bandera el tema. Cuando en 1996 llega a la presidencia de la Generalitat (valenciana) promete en su discurso de investidura que “habrá Ley de Turismo de la Comunidad Valenciana” y verá por su financiación. No obstante, habrá que esperar a su segunda Legislatura (1999) para tener consignada una primera partida de 1.400 millones de pesetas y el primer listado de municipios turísticos con arreglo a la clasificación de Benidorm de 1984: eminentemente turísticos, turísticos y de interés turístico. Habían pasado 37 años desde que lo pidiera Pedro, don Pedro, allá por las postrimerías de 1963.

Mañana, más…




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