2 abr 2013

DE LOS PARQUES DE OCIO TEMÁTICO… AL COMIENZO DE LA TEMPORADA



Entre el 31 de marzo y el 1º de abril me encontré en la prensa noticias sobre la intensa vida que intentan mostrar los parques de ocio temático, con un cariz contradictorio. Por un lado leí que “Losparques de atracciones invierten más de 500 millones € en su puesta a punto”; y por el otro, que “El ocio no conjuga con el negocio” que se puede encontrar en varios medios y yo la tengo en papel impreso por Las Provincias.

Además de un somerísimo repaso a las novedades de esta temporada de una pincelada de aquí y otra de allá, se señala que “los parques temáticos no despegan en España, salvo Port Aventura”… y eso me ha llevado a tirar de hemeroteca y a buscar una apreciación bastante similar (sobre la cultura de los parques de ocio) que en marzo de 2005 hacía yo saliendo en defensa, por cierto, de Terra Mítica, sin mencionar explícitamente a los demás del cotarro. Salvo a Disney… que no tenía yo el estómago para ruidos. Me amparaba en el Premio Internacional Europa Universitas que tengo en la estantería por un trabajo sobre parques de ocio.

Soy un poco talib alicantino y creo en Terra Mítica.

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… Desde el primer día Terra Mítica sufrió la ira de unos pocos. Los mismos que no quieren ver cómo se forjó el primer parque temático español –olvidan las amarguras de una cervecera de Missouri y los sinsabores de la Generalitat de Catalunya, La Colonial o La Caixa cuando la británica Pearson-Tussauds se marchó, sin más (dejándolos sin un euro, pues eran los inversores)- y en qué fase se encuentra el parque, y las hipotecas sociopolíticas que lo lastran. Tampoco recuerdan la iniciativa sevillana y el viacrucis por el que pasan las cajas andaluzas. Del parque de Madrid, ni hablan; porque Arpegio no da ni la nota…

… De todos ellos, de los que hablan, me llama la atención la absoluta ausencia de cultura de ocio en parques temáticos y tematizados… Manolete, Manolete, si no sabes torear, pa qué te metes

… La realidad norteamericana va más allá de Walt Disney Atractions, Universal Studios Recreation Group, Six Flags Inc., Sea World Park & Entertainment, Cedar Fair Entertainment Co., Herschend Entertainment y unos pocos más; allí es un modo de entender la vida y el ocio. Yo prefiero el modelo Cedar (Cedar Point, en Sundusky, Ohio), pero es que los yankees tan sólo arrastran doscientos años de historia y están abiertos a todo. La vieja Europa y la ancestral piel de toro esta, aún no han entrado, mal que nos pese, en la cultura de los parques de ocio tematizado y temáticos. Ir a los parques es un modelo cultural

… En Europa -no sé aún por qué- no acudimos a estos recintos en el modo en que los hacen en los EE.UU. o en aquellos lugares de Asia donde las grandes firmas norteamericanas trasladan sus propuestas con absoluta implantación yankee. La realidad de los dos parques parisinos de Disney -París, nudo de comunicaciones europeas con 93 millones viajeros, posibles visitantes- a pesar del éxito, no hace más que producir dolores de cabeza a sus gestores quienes ya en tres ocasiones han debido reformular la vinculación con la matriz norteamericana para no infringir pérdidas. Es que los modelos de parques en Europa, tanto de marcas americanas como de jugueteras de renombre o de sintonía épica local, no consiguen vencer sus problemas financieros. Por ello no veo que España no esté en sintonía; Españano queda al margen de esa realidad: empresas que quiebran, administraciones y entidades de crédito en su socorro, nuevos intentos… En fin, una serie de situaciones catastróficas que en el continente sólo cuentan con el más absoluto respaldo hacia las sociedades que albergan esas instalaciones...

… Me sigue maravillando el extraordinario tratamiento de Le Monde, o de Le Figaro, a la situación que atraviesa ahora mismo EuroDisney; Sólo Les Echos ha sacado los pies del tiesto un poquito con eso que son de los de color salmón (prensa económica especializada). Es portentoso: ni un solo reproche porque, dicen, “el parque es como un poco suyo”. Lo cual, como ahora les contaré, es totalmente cierto. Pero es que no hubo ni un solo reproche ni el 24 de marzo de 1987 cuando la República Francesa, el Consejo Regional de la Ille-de-France, el Consejo General del Seine-et-Marne, la RAPT (compañía del Metro) y la municipalidad de Marne-la-Vallée, con montañas de dinero público y exenciones fiscales  de escándalo, se unían a The Walt Disney Co. y firmaban el convenio por el que para construir el primer parque TWDC ¡¡sólo arriesgaba el 31% de la operación!! Ni un reproche cuando la Caisse des Dépôts el Consignations anunció que estaba en quiebra por la imposición gubernamental de apoyar incondicionalmente el proyecto, ni cuando BNP Paribas y Le Crédit Agricole salieron en tromba a decir que “hasta aquí hemos llegado” porque hemos agotado los recursos. Ni siquiera una salida de pata de banco cuando la Disney les dio el ultimátum (31.03.2004) de que le apoyaban en todo o no se hacía el segundo parque… y Francia puso de 20.000 millones de euros que TWDC exigía; se pagó una parte, se financió el resto, y punto…

… Y nadie puso allí en la picota ni al Presidente de la República, ni al ministro de Equipamientos y Transportes, ni al presidente del Consejo de Administración de la maltrecha caja, ni a los de los bancos del ultimátum… ni a nadie…

… Me llama la atención…

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Ocho años después, me reafirmo en lo que en aquél inicio de temporada de 2005 dije: Aquí no tenemos cultura de parques… y así vamos. En uno de los Cursos de Verano de El Escorial, de aquél año, un alumno me preguntó qué era uno de estos parques… y le respondí lo mismo que me dijeron en un curso al que asistí de alumnos en la Universidad Pública de Florida, en Gainsville: “un parque de ocio temático es un sitio idílico para la diversión donde al entrar te agarran de los pies y te voltean alegremente hasta que se te cae todo el dinero; entonces, con inusitada suavidad, te dejan de nuevo en el suelo y te acarician el pelo para que vuelvas”. Y muchos, por aquí, no estamos acostumbrados a ello, probamos y probamos modelos y… cuanto más azúcar, más dulce. ¿Y rentable?



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