26 may 2013

DE CUANDO EL OCÉANO PACÍFICO ERA CONOCIDO COMO “EL LAGO ESPAÑOL”… Y DE LA EMBAJADA KEICHO ( I )


En nada vamos a estar de celebraciones España-Japón/Japón España… con motivo de los 400 años de la Embajada Keicho (1613).

Celebramos que un samurái se nos vino para establecer relaciones comerciales y, con espiritualidad latente, saludar también al Papa.

La historia tiene narices y ha sido elegida por los gobiernos de España y Japón para lo del Año Dual España-Japón (2013-2014). Pero aquella fue la Historia de un fracaso; a ver cómo me lo arreglan.

Superposición de la realidad al mapa de Toiscanelli (1774)
Lo primero sería dejar claro que por aquél entonces, para los europeos, aquél misterioso país era llamado Cipango (Zipango). Y Cipango era, recordemos, la “isla de oro” que buscaba Cristóbal Colón cuando “descubrió” América. En el plano de Toscanelli (1474) aparece la isla de Ciampagu, en el Mar de Cim… que es lo que cuenta el “fantasma” de Marco Polo (1298 a Rusticello de Pisa), aunque los mapas que se conservan ya reflejan Cipango.

Y Cipango era conocido desde que en 1543 llegaron los portugueses “por el otro lado”… a consecuencia de un tifón que arrastró a las playas de Tanegashima (islas Ryukyu, las más meridionales del Japón) a Antonio de Mota, a Antonio Peixoto y a Francisco Zeimoto. Los lugareños les trataron bien, y volvieron sanos y salvos a Goa (india) su base de partida donde contaron lo del Japón.

Embajada Tensho; 1584
El 15 de agosto de 1549 llegaría el primer español, San Francisco Javier, a Kagoshima (isla de Kyushu, la 3ª más grande de Japón, al S del archipiélago) por la ruta de los portugueses… a pesar de que el siglo XVI el Océano Pacífico era conocido como “el lago español” (Filipinas, Molucas, Guam, toda la Melanesia, Hawaii, etc.). Era tal el renombre de España en aquellas latitudes que en 1584 se envía la primera embajada japonesa a Europa, la llamada Embajada Tensho, capitaneada por Mancio Ito. El alma mater de la embajada fue un jesuita, Alessandro Valignano (Reino de Nápoles, Corona de España), que convenció al daimyo (una especie de gobernador) de la isla de Kyushu para visitar al Papa y, cómo no, al Rey de España. Con el jesuita Diego de Mesquita al frente llegaron a España Mancio Ito, Julián Nakaura, Martín Hara y Miguel Chijiwa… previamente bautizados con nombres cristianos, porque el tal Miguel había nacido como Chijiwa Migeru. Bueno, pues vieron a Felipe II, al duque de Toscana (Francisco de Médici) y a dos papas: Gregorio XIII (que murió durante su estancia en Roma) y Sixto V (el nuevo Papa). Es que aquellos viajes daban mucho de sí: del 20.02.1582 al 21.07.1590… que Japón nunca ha estado aquí al lado.

La verdad es que aquella embajada no consiguió ningún contrato comercial… y había que intentarlo de nuevo.

Samurái Hasekuta Tsunenaga
Y aquí entra la Embajada Keicho cuando el daimyo Date Masamune, señor de Sendai (en la gran isla de Honshu y un poco más al N de la triste Fukushima) obtiene el permiso del shogun Tokugawa Ieyasu para organizar la embajada y establecer relaciones con Nueva España (México) así como el envío de más misioneros. Con el fraile de turno en la expedición, ahora el franciscano Luis Sotelo, el samurái Hasekura Tsunenaga toma el mando, partiendo del Sendai el 28 de octubre de 1613. Integraban la expedición 120 comerciantes, doce samuráis de Sendai y diez más enviados por el shogun Mukai Shogen que era el máximo responsable de la flota nipona.

A Acapulco (donde tiene estatua Hasekura) llegaron el 25 de enero de 1614. Allí quedó una delegación nipona empezando a comerciar. Al resto le quedaba un viajecito mexicano del Pacífico al Atlántico hasta Veracruz de cuyo puerto zarparon el 10 de junio, a pesar de la prohibición de hacerse a la mar los barcos de la Flota de Indias entre junio y septiembre por los huracanes. Hicieron escala en La Habana (donde también tiene estatura este samurái) y el 3 agosto de 1614 emprendieron la travesía del Atlántico, cuando ya se habían dictado las primeras normas contra los cristianos japoneses, para llegar a Sanlúcar de Barrameda el 5 de octubre. El duque de Medina Sidonia los recibió y los mandó alojar en Coria del Río (donde también tiene estatua Hasekura Tsunenaga) para preparar el recibimiento oficial de la ciudad de Sevilla, que tuvo lugar el 21 (o el 23; no coinciden los cronicones) de octubre. No coinciden en la fecha pero sí en la vistosidad de la indumentaria y las armas de los samurais… y en que llevaban rosarios al cuello. El Ayuntamiento de Sevilla los recibió en Sesión el 27 de octubre; se conserva la carta de Hasekura a la ciudad, pero no otros presentes inventariados que desaparecieron durante los disturbios de septiembre de 1868. Si reflejan las crónicas que los nipones no tocaban los alimentos con las manos, usaban palillos; y, lo más grave, se sonaban los mocos con trozos de papel sueva que luego tiraban… y que no se llamaban kleenex (apunto yo).

El 25 de noviembre de 1614 partió la delegación para Madrid, con paradiñas turístico-protocolarias en Córdoba y Toledo, donde les recibió el Cardenal Primado de España. En Coria, a caballo entre Sanlúcar y Sevilla (Casa de la Contratación y Consejo de Indias), quedó una representación. A Madrid llegaron el 20 de diciembre. Aquí la recepción fue pobre y escasa… por las noticias del inicio de persecución de los cristianos en Japón que se habían encargado de difundir los jesuitas (que controlaban la seda filipina) en pugna con los franciscanos (que esperaban contralar la del Japón). Las noticias llegaban vía Lisboa.





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