23 may 2013

DE MOUSTAKI… QUE JAMÁS ESTARÁ SOLO EN SU SOLEDAD



Lo de Moustaki ha sido un palo; con sus canciones aprendí el poco francés que sé. Varios de sus discos me han acompañado siempre; muchas de sus canciones siguen sonando en cuanto el viaje sobrepasa los 45 minutos. Ha sido y es el gran Moustaki.

Me lo descubrió una profesora de francés allá por los finales de los sesenta, en un instituto que aún era un INEM (Instituto Nacional de Enseñanza Media). Mi profesor de francés “de cabecera” había sido don Santiago Estecha, quien ya muy mayor seguía siendo alguien en ARDE en aquella etapa final del franquismo. Aquél año, el de quinto, le sustituyó María Antonia Legaz… quien se propuso despertar nuestra pasión por la lengua gabacha a través de la música. Las pasiones de los 14-15 años también nos las despertó; tanto que aún la recuerdo con sonrisa libidinosa. María Antonia, “La Titu” (¿cómo íbamos a tener profesor/a sin mote) nos propuso aquél curso dar clase B-M-B… que no era otra cosa que a golpe de canciones de Brel (Jacques)-Moustaki (Georges)-Brassens (Georges); vamos, pinceladas de la llamada “trova anarquista del XX” y de la “canción francesa”. A mí, de los tres: Moustaki. Y no es que desdeñe en nada “La mala reputación”, “Les Sabots d’Hélène” o “Le Pornographe” de Brassens; “J’en appelle”, “Au primtemps” o “Ne me quitte pas” del belga Brel.

Aún resuena en mi cabeza la “Súplica por estar enterrado en la Playa de Séte” (de Bressens), pero Moustaki tenía “algo” que superaba a los otros dos, al belga y al francés. No sé qué, pero era algo que estaba al completo en sus letras… y en lo que me costa traducirlas y darle sentido.

Tal vez a Moustaki le marcaba haber nacido en Alejandría, en familia griega (originaria de la isla de Corfú), y estar inmerso en un universo francés. El caso es que Iosif Mustacchi se convirtió en Georges Moustaki.

Ahora quisiera escuchar una tras otra todas sus canciones, y se agolpan y martillean: “Il y avait un jardin”, “Il est trop tard”, “Ma liberté”, “Chanson pour elle”, “Nadjejda”, “L’home au cour blessé”, “Sans la nomer”, “Nous sommes deux”, “Déclaration”, “Le marche de Sacco e Vanzetti”… y naturalmente que “Le Métèque”.

No sé, hoy me quedo con “Déclaration”…

Declaro el estado de felicidad permanente
y el derecho de cada uno a todos los privilegios,
digo que el sufrimiento es sacrilegio,
cuando hay para todos rosas y pan blanco
.

Discuto la legitimidad de las guerras,
la justicia que mata y la muerte que castiga,
las conciencias que duermen en el fondo de su cama,
la civilización en brazos de mercenarios.

Veo morir a este siglo que envejece.
Un mundo diferente renacerá de sus cenizas
pero simplemente no basta con esperarlo;
lo esperé demasiado. Lo quiero ahora.

Que mi mujer sea bella a cualquier hora del día
sin tener que disimularlo bajo el maquillaje
y que no se diga de dejar para más tarde
las ganas que tengo de ella y de hacerle el amor.

Que nuestros hijos sean hombres, no adultos
y que sean lo que queríamos ser antaño,
que seamos hermanos, camaradas y cómplices
en lugar de ser dos generaciones que se insultan.

Que nuestros padres puedan emanciparse por fin,
y que se tomen un tiempo para acariciar a su mujer
después de toda una vida de sudor y lágrimas
y del período entre dos guerras que no estaban en paz.

Yo declaro el estado de felicidad permanente
sin que esto sea ‘palabras con música’,
sin esperar que vengan tiempos mesiánicos,
sin que sea votado en ningún parlamento.

Yo digo que en lo sucesivo seremos responsables,
no daremos cuentas a nadie y a nada,
y transformaremos el azar en destino
solos a bordo y sin maestro y sin dios y sin diablo.

Y si quieres venir pasa la pasarela,
hay sitio para todos y para cada uno,
pero nos queda aún hacer el camino
para ver brillar una estrella nueva.

Yo declaro el estado de felicidad permanente…

Si él lo declara...

Tras esta declaración sé que lo único cierto es que Moustaki jamás estará solo con su soledad; ha logrado vivir la eternidad, como decía en “Le Métèque”.



No hay comentarios:

Publicar un comentario