5 dic 2014

DE LOS VIENTOS DE REPULSA Y OTRAS COSAS; A PROPÓSITO DE EXODO


Vengo del cine. Uno (yo) va al cine “de higos a brevas”… que viene a ser un espacio de tiempo de unos ocho meses entre una peli y otra. No “echan” nada que me merezca la pena ir. Desde “8 apellidos vascos” no había sentido esa necesidad, y yo sólo voy al cine por impulsos (a veces, irracionales; pero impulsos son).

Esta vez lo he hecho con “Exodus: dioses y reyes” sólo para ver cómo resolvía Ridley Scott lo del “paso del Mar Rojo”. Lo demás, me lo sé. En mi Bachiller había Historia Sagrada. Yo soy así, qué le voy a hacer.

Y la verdad es que esa escena en la Playa del Risco del Paso, en Fuerteventura, le que quedado a Scott que “ni-que-la-da”[1]. Almería pone el resto de exteriores. Otra vez España como plató cinematográfico. Los interiores, en Londres.

Cada uno va al cine a ver lo que quiere; y eso he hecho yo.

Y como comencé por higos (y brevas) que da la higuera (siempre que sea brevera, o bífera), nada mejor que llevar el tema al lugar de donde es originaria (la higuera) y al territorio que más -y primeramente- ensalzó sus frutos (las brevas y los higos): me refiero la zona de Oriente Próximo (por lo de los israelitas bíblicos; y la higuera, claro) y Egipto (faraónico, que adoraban los higos… y las brevas).

Centrémonos pues en lo que me llevó al cine.

En Éxodo[2] 14-21 se dice que algo así como… “Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y Jehovah hizo que éste se retirase con un fuerte viento del Oriente que sopló toda aquella noche e hizo que el mar se secara, quedando las aguas divididas…”.

Ahí está la clave: toda la noche soplando un FUERTE VIENTO DEL ORIENTE y que LAS AGUAS SE SEPARARON por un espacio de tiempo lo suficientemente grande para permitir un éxodo tan masivo. Y luego las aguas volvieron a su cauce; con violencia como señala el relato, o tranquilamente, como parece que fue y que es. De momento, esto ocurre en algunos muy concretos puntos del planeta Tierra por su conformación orográfica. Lo producen los llamados vientos de repulsa/wind setdown que son capaces de retirar aguas en determinadas condiciones batimétricas, y al cesar, con el tiempo, las aguas vuelven a su cauce.

Luego ya nos podemos meter en camisa de once varas[3] con este viento de repulsa y relacionar el hecho (el éxodo que ocupa un metraje de la peli) con un lugar concreto.

Muy claro, lo que se dice muy claro, el camino del éxodo de los israelitas desde el país de Goshen (Egipto) no lo tenemos. Aún hay hoy quien discute las tres o cuatro vías posibles: la tradicional por el sur, la del norte más al norte, la del norte más al sur y la intermedia entre las dos del norte y la tradicional. Pero lo del paso del “Mar Rojo” tiene sus cosas porque el hebreo antiguo, dicen, no tenía vocales y traducir  Yan Soph (o lo que sea, porque –recuerden- el hebrero no tenía vocales) por “Mar Rojo” tiene su complicación: que si mar de los juntos, que si mar de las algas

Para Ptolomeo era el Arabicus Sinus (sólo un golfo, que es lo que es… del Océano Índico), porque el Mare Erythrias (Mar Rojo) era el Océano Índico, el Mar del Sur, como el Mar Negro era el Mar del Norte… colores y puntos cardinales; cosas de griegos.

La pregunta aquí y ahora está en si los israelitas, en su Éxodo, cruzaron ese “Mar Rojo” por una banda u otra de la península del Sinaí… que esa es otra: que si el “Monte Sinaí” estaba en la península de tal nombre (como dijo la madre del Emperador Constantino I -Flavia Julia Helena, Santa Helena de Constantinopla, en el año 325, durante el Concilio de Nicea- y nadie le replicó desde entonces… y hasta ahora) o el Monte Sinaí estaba en la península Arábiga (el Midiam/Madian del texto bíblico) y es el Jebel el-Lawz. Chi lo sa!

Sección de un viejo mapa del Delta del Nilo.
Sea como fuere, los investigadores y arqueólogos han identificado muchos lugares “bíblicos” por aquellas latitudes. Pi-haritot, Migdol, Baal Zefón… y atendiendo a la traducción los colocan según sus intereses. Pi-harirot, por ejemplo, dicen que significa “boca del canal”… y unos la sitúan en la rama Pelusiac del viejo Nilo, en la punta oriental de Sethrum, donde ese brazo del río Nilo -a modo de canal- desemboca en el Lago Tanis… y ahí, tanto la Universidad de Colorado (en Boulder) como el Centro Nacional de Investigaciones Atmosféricas (NCAR) de los EEUU han demostrado que vientos sostenidos del Este son capaces secar durante horas un buentramo de lecho permitiendo un área de tránsito unos 3 km de ancho, capaz depermitir el paso de gentes y animales como el recogido en el texto bíblico. Es más, hay varias citas documentales de este fenómeno en los siglos XVIII y XIX. Ahora, el curso del río Nilo está tan alterado que es absolutamente imposible que se repita.

Ese sería el paso por Kedua, por el norte, cerca de la costa Mediterránea. La profundidad de este “paso” es de sólo 6 metros… y dos muros de agua de 6 metros volviendo, con brío, a su posición original, desde luego que se llevaría por delante al ejército egipcio perseguidor.




Pero hay más. Está la versión bizarra de Ron Wyatt (Ronald Eldon Wyat) que sitúa ese hecho, el “cruce del Mar Rojo”, por Nuweiba, por el Golfo de Aqaba… y Mar Rojo que es, también, el Golfo de Aqaba; pero la novedad es que Ron sitúa este episodio, el paso, entre la península del Sinaí y la península Arábiga… porque sitúa el Monte Sinaí en este lado, en Arabia. Oh, la la.



Sí, sí; no se olvide: Moisés vivió desterrado por el faraón en Hiyaz, en Madian/Midiam (Arabia Saudita)… y allí vivió por 40 años, casó con Séfora y engendró a Gersón. Y es en el monte Horeb (en nuestro Sinaí o en el Jebel el-Lawz) donde la zarza ardiente le dice que asuma su papel y vuelva para liberar al pueblo israelita… Y vuelve; es que estaba ya frente a Nuweiba, al otro lado del golfo de Aqaba; conocía el camino. Era fácil cruzar con barca y luego, con todos, que se le abrieran las aguas para pasar.

Ron se lo ha currado. A su favor tiene el desfiladero que termina en la Nuweiba y su playa; la etimología de Nuweiba relacionada con Moisés; las dos columnas que aseguró haber localizado a ambos lados (y que dijo que ordenó levantar el mismísimo Rey Salomón para conmemorar el hecho), la batimetría de la zona y los restos de arqueología submarina. Porque resulta que en un golfo marino -el de Aqba- con profundidades medias de 1.500 metros, frente a la extensa playa de Nuweiba (que bien pudo albergar a toda aquella multitud del Éxodo; es un inmenso cono de deyección del barranco Wadi Watir[4]) se abre “un pasillo” de unos 900 metros de anchura y pendientes -a ambos lados; de bajada y subida- de tan sólo un 6% (muy fáciles para personas, animales y carruajes). Ni hecho a posta.

La distancia entre ambas orillas es de sólo 13 km (14 km hay entre los puntos más cercanos del Estrecho de Gibraltar), pero la profundidad ronda los 100 metros. Y sí, la batimetría señala la existencia de ese “puente” submarino entre ambas orillas. ¿Pudieron cruzar por ahí? Pues… 100 metros de columna de agua (de profundidad, vamos) para que los vientos de repulsa (si allí se dan; que no lo sé yo y no tengo tiempo para averiguarlo esta noche) puedan desplazarlas parece ser empresa complicada, pero… cosas de Dios.

Nuweiba es el escenario perfecto. Si no llega a ser porque hasta la cadena Hilton tiene hoy un hotel muy cercano a la playa de Nuweiba, Scott hubiera filmado allí: el desfiladero, el fuego, la playa de acampada, el “puente submarino”… ¡todo!

Por ordenador y con cartografía reproducida de la antigüedad se han podido recrear situaciones… y ha funcionado en Kedua; en Nuweiba no se ha hecho aún, y aquí, bajo el mar, han aparecido huesos mineralizados, tanto de humanos como de equinos, armas egipcias, ejes y estructuras de ruedas de 8 radios de supuestos carros egipcios… y esa combinación -8 radios-, constatan los arqueólogos, sólo se dio en el periodo faraónico que nos ocupa. ¿Cómo llegaron allí?

Sea como fuere, la peli de Scott no aburre; tecnológicamente está muy lograda… para un “cinéfilo” como yo. No me dormí, que eso es un logro: “la peli no era de risa”.







[1] Niquelao/ado/á/ada: que ni pintao; perfecto; redondo; mejor, imposible; a pedir de boca, ¿vale?
[2] Éxodo, 2º Libro de la Biblia; narra la esclavitud de los hebreos en Egipto y la liberación por Moisés, hasta la llegada a la Tierra Prometida.
[3] Camisa de once varas de tela: grandísima. Una vara de tela equivalía a casi-casi 1 metro (0’835 m). Pues no vean qué camisa saldría con 9 metros de tela. La cosa era que el que quería adoptar en el Medievo simbolizaba la cosa con semejante saya y haciendo entrar al adoptado por la manga y sacando, luego, la cabeza por el cuello de la camisa. Así simbolizaban esa nueva unión familiar; bajo la misma camisa
[4] El vocablo Wadi (o Uadi) en el árabe antiguo viene a significar cauce generalmente seco; de comportamiento espasmódico. Por lo general, en España, rambla. De hecho, la playa de Nuweiba se conformó con los aportes tras episodios torrenciales. Por su parte, Wad (Uad) venía a significar cauce de río… y ahí tenemos los ríos que llamamos Guad-iana, Guad-alquivir, Guad-alhorce, Guad-almedina, etc.

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