13 dic 2014

DE UNA PRÉDICA SOBRE LA ECONOMÍA DEL BIEN COMÚN… Y YO QUE IBA PORQUE TAMBIÉN IBAN A HABLAR DE PERIODISMO Y MEDIO AMBIENTE


Cerró la sesión de la entrega del Premio de Periodismo Ambiental Benidorm-Casa del Mediterráneo la prédica del apóstol de la Economía del Bien Común, el muy eminente Francisco Álvarez Molina. Doce horas después, mascullando aún la cosa, no consigo casar -y miren que lo intento- lo del periodismo ambiental con la excelente, pero breve, exposición de incardinación del no tan novedoso concepto de la Economía del Bien Común.

Me he agarrado a las palabras de la directora general de la institución, Mari Ángeles Valdivieso, de que Casa Mediterráneo es una “institución de diplomacia pública”… por si con la ayuda de un calzador metía a Álvarez Molina en el caso… y tampoco consigo casarlos. Espesito estoy esta mañana, vive Dios.

Y el caso es que la charla fue muy interesante: Medio Ambiente, Periodismo y Modelo Económico… y Francisco Álvarez se centró en exponer las contracciones en un mundo financializado y la función de los organismos que nos hemos dados. Sí, las finanzas lo dominan todo y ningún organismo “mundial” cumple los principios para los que fue creado. Sí, hay demasiados gurús económicos lanzando sus ideas a los cuatro vientos que no dudan en envainársela en cuanto una variable les desmonta la endeblez de su previsión. Y siguen, y siguen… como el conejito de Duracell.

Sí, llegó Álvarez Molina a plantearnos los límites del crecimiento de un planeta finito como el nuestro… y yo me hundí en mi asiento hasta descender a 1972 cuando el informe del MIT (bajo el modelo computacional World-3), el Club de Roma y Donella Meadows… y trepé hasta un “Más allá de los límites del crecimiento” (1992)… y conseguir subir hasta “Los límites del crecimiento: 30 años después” (2004)… Y tuve que descansar de tanto escalar. Era aquello abundar en los conceptos maltusianos desde un fuerte sesgo ideológico… pero ¡qué le vamos a hacer!, intenté, ya estaba cerca, volver a la superficie del Salón de Actos del Ayuntamiento de Benidorm.

Matriz de la Economía del Bien Común
Total, que una vez arriba me repantingué en mi asiento (en mi fila sólo estábamos dos personas y había metros de distancia entre ambos; ventajas de vivir en Benidorm) y así pude asentir, gustoso, cuando el ponente planteó que “la clave es desarrollar, no crecer”. Totalmente, Monsieur.

Pero a partir de ahí volvimos al dominio de la economía y la macroeconomía; que si el FMI, que si se suele equivocar más que el monje de la vara prediciendo el tiempo encima de un radiador; que si el BCE, que si nos hubiéramos ahorrado 137.000 millones si en lugar de prestar a bancos hubiera prestado a Estados; que si las finanzas lo dominan todo; que si el TTIP (Área de libre comercio trasatlántico) va a darnos más de un quebradero de cabeza… que sí, que sí, que todo eso es cierto. ¿Y qué? Y nos lo contó.

Y en ese momento sonó la palabra mágica de la sostenibilidad como nodo entre medidas económicas, sociales y ambientales, y de cabeza nos metimos en el Modelo Económico del Bien Común de Christian Felberg para llegar a una verdadera economía sostenible y plantear una alternativa a los mercados financieros; una alternativa al capitalismo de mercado y a la economía planificada que desde que terminó la IIGM nos ha venido dando más de un dolor de cabeza y más de un amago de infarto (bueno, que también ha habido algún infarto). Vamos, hasta citó el proyecto -bueno, ya es una pequeña realidad- de Banca Democrática.

Yo me acuerdo de Felberg en Valencia -“que las leyes de mercado coincidan con los valores sociales”-; en el verano de 2012, cuando vino a presentar su libro y aquí vivíamos inmersos en los procesos de regularización bancaria (con dinero público, oiga; que le doy toda la razón al ponente) y entonces nos dijo Felberg que en pocos años podríamos tener una banca democrática (¿?). Se le entendía todo. Y entonces le despellejamos un poco porque era representante de ATTAC, un grupo de presión contra la volatilidad de los mercados de capitales que la izquierda francesa lanzó al estrellato y que pronto iluminó el camino a sectores contra la desigualdad social y promovió los Foros Sociales. Y es que en ese mismo grupo está el Juan Torres que ha vuelto a salir a la luz con el programa económico de Podemos.

Entonces le pregunté a Francisco Álvarez: ¿cómo casamos el modelo turístico con la Economía del Bien Común? No sé, estábamos en Benidorm y aquello iba también de eso; y por eso le pregunté. Y me respondió que en base a la sensibilidad de los futuros clientes.

¡Sensibilidad!, ¡futuros clientes!,

Y yo que planteo que hay que ver cómo serán los turistas de 2050 para vez qué ciudad y servicios les vamos a ofrecer…

Total que yo me quedé, anoche, a cuadritos. Había ido a oír a un ponente de lujo hablar de Medio Ambiente, Periodismo y Modelo Económico y, tonto de mí, todo se centró en Modelo Económico y una cucharada del yogurt que produce La Fageda, la cooperativa de La Garrotxa.

Definitivamente, la ciudad no es para mí; me vuelvo a mi montaña del ostracismo hasta que soplen nuevos vientos y suavicen lo agreste y montaraz que estas cosas me vuelven.

Pues no que, tanto Álvarez Molina como Mari Ángeles Valdivieso, nos recordaron a los periodistas que nuestra misión es difundir y que “somos guardianes de la capacidad de información de los ciudadanos” mientras el primero predicó a una docena de personas sobre la Economía del Bien Común.

Me sentí un poco Judas; es que me quedé tan pasmado como aquél rey desde el mismo momento en que, cual parábola, salió a relucir el final de la Guerra de Vietnam en base a que al gigante yankee le comieron los pies desde el entramado subterráneo que montó el Viet Cong…

Viet Cong… V C… Víctor Charly… ¡que vienen los charlys!... esperé a que le entregaran los galardones  a dos periodistas por sus trabajos y subí a mi montaña de dónde no sé si bajaré algún día.



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