22 sept 2015

DE LAS "SETTER", UN PRODUCTO SANTONJA. DE ELCHE Y SUS MOTOS


Esta mañana casi me da un pasmo en el semáforo frente a casa. Un Volvo negro arrastraba un transporte de motos y en él, majestuosa, una Setter antigua. Me ha pillado tan de sorpresa que no he reaccionado; no me ha dado tiempo a sacar el móvil y disparar, para inmortalizar. He andado lento de reflejos; es que no me esperaba ver una Setter a estas alturas de la vida.

Veteranas leyendas Setter, de Santonja
De niño mozo, el padre de un amigo tenía, no una, dos Setter. Bueno, “una” era una bicicleta a la que le habían puesto un motor auxiliar y era un icono en aquél almacén de fruta. La otra ya era una Setter de 125 cc.

Y a mí, lo que más me gustaba de aquella máquina era que… ¡¡estaba fabricada en Elche!! Eso, para mí, era lo más grande. Ya, reconozco que soy un poco talibán para las cosas de la Terreta.

El caso es que ha sido identificar Setter en el escudo en los laterales del depósito y darme un vuelco el corazón. Años de mocedad; ¡la de veces que nos habíamos subido a aquella moto Joaquín y yo guturalizando el sonido el motor. Porque lo de ponerla en marcha, ni se nos pasaba por la imaginación.

Las Setter las fabricaba en Elche el taller de Miguel Santonja (c/Maximiliano Thous número 31).
Es que en la España de los años 50, cuando no había más medio de locomoción personal que la bicicleta -ni dinero para adquirir otra cosa más potente-, Santonja fue capaz de equipar las viejas bicicletas con un motor autónomo, anclado sobre el guardabarros posterior y fijado al eje de la rueda trasera con lo que mediante “una transmisión por rodillo” (de esto me he informado hace un ratito) convertía la pesada bicicleta en un ciclomotor, propulsado por un “Santonja” de 55 cc. En casa de mi amigo había una de aquellas bicicletas motorizadas como de exposición; aunque más parecía de veneración. Y he visto una foto en la web.

Y luego estaba la Setter. Me contaba el padre de mi amigo Joaquín, amigo de Santonja, que el nombre, de raza de perro, venía por uno de los mecánicos ilicitanos del taller al conocer la idea de don Miguel de fabricar motos en un mercado que ya estaba muy copado por la eibarresa G.A.C. (Gárate, Anitúa y Cía.) -que comercializaba la famosa Mobylette (¡qué tiempos!, 63 cc y con el motor delante de los pedales; licencia gabacha Motobécane)- le dijo al jefe que “lo millor per a menjar-se un gat és un gos”… (“gat”, de gato por “gac” de GAC)… y don Miguel le hizo caso y las llamó Setter, que debería ser la raza del perro qye habría en la familia. Esto son recuerdos de chaval; no lo he leído en la web… pero en la Wikipedia viene algo parecido; pero lo mío es de primea mano.

Y allí, en la web, he descubierto a Setter y que hasta tienenpágina propia, donde leo que en aquellos talleres se construían las Setter y los motores que equipaban otras marcas como Ducson (Vicente Solá); y hasta construía otros modelo para la marca valenciana RMH (Rafael Mira e Hijos). Total, que en los 20 años de vida operativa de la fábrica ilicitana se construyeron más de 7.000 motos Setter, además de unas 775 unidades RMH (con motores Hispano Villiers) y un número indeterminado de motores Santonja para las Ducson barcelonesas. Sí, una lástima no tener más información.

Y he visto que en Elche no sólo Santonja fabricó motos. Elig (Francisco Candela Más; Marqués de Asprillas, 39) fue otra marca importante en los años 50; y menuda pinta tienen sus máquinas. Y Diemen (Diego Mendiola) también hizo motos, con motor Ducati, y el emblema de la Dama de Elche.

Pero yo me acordaba de aquella Setter azul en aquél almacén y de las veces que me habría subido a ella reproduciendo el petardeo del motor. Me duele no haberle hecho la foto a la que delante de mí ha pasado, triunfal en un transporte, por la Avenida de Europa a eso de las 8’50 horas de hoy.




PD. Santonja (Setter) se recicló a maquinaria para la industria del calzado cuando en 1971 cerró su “sección” de motores.


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