9 nov 2016

DEL TRUMPAZO




Hoy, a las 6’40 AM, el tonillo de DI en la radio ya hacía presagiar “lo pedor”. Anoche, MC (de Turismo de Benidorm) se temía eso, “lo pedor”, y blandía -desde la aún City londinense (siguen sin enseñar la patita del Artículo 50 por debajo de la puerta del Parlamento Europedo)-, cual espada de fuego del ángel del Jardín del Bien y del Mal, una caída del dólar que haría muy apetecible aquellas latitudes turísticas (Florida, sin ir más lejos) a costa de las nuestras. A eso de las 7’00 AM mi buen amigo KB, desde Cambridge (MA) -que es como estar en Boston, pero cruzando el río Charles-, me señala que allí todos daban ya por cuadragésimo quinto presidente de los EE.UU. a Trump (el trumpazo, vamos) y luego me decía que lo del presidente 45, termina en 5… y tiene rima. ¡Oído, cocina!, y lo colgué en el Facebook. A las 7’44 AM, ya DI lo confirmaba: Trump, presidente. Apaga y vámonos.

Y eso que yo, genéticamente, me inclino hacia el partido del elefante (soy de tal guisa en cuestiones de política yankee y así entro en cacharrería), pero desde Dole (en el 96), que mi neurona recuerde, no hemos tenido ni un candidato decente… y eso que George W Bush ganó en el 88 y en el 92 (nadie es perfecto). Pero, ¡qué nivel, Maribel! Después, McCain, Romney y ahora Trump… Lo de los romanos tuvo explicación: mucho plomo en las cañerías les afectó al intelecto… y en eso que llegaran los bárbaros. Pero lo de los yankees estos, de momento, aún no la tiene. ¿O, sí? Y en eso que llega Trump.

Me tenía que marchar a Alicante, asuntos varios, y no pude bajar al trastero a buscar la foto,d e grupito, que tengo con Trump cuando sólo era eso, el magnate[1] Donald Trump. Nos agasajó en el Trump Taj Mahal de Atlantic City cuando el congreso de la FIJET de 1996. ¿Quién me lo iba a decir? En cuanto escriba esto, me pongo el neopreno y bajo a bucear al trastero hasta dar con ella: fijo que la enmarco. Hace un rato NN hablada de él en su muro y recordaba ese momento; se sentía incómodo el tal Trump aquella noche. Era nuestro anfitrión (de los periodistas de turismo) y dueño de al menos dos de aquellos hoteles-casino y no tenía ni repajolera idea de turismo. Se empeñaba en mostrarnos su última adquisición femenina… a la que recuerdo muy pintada, escotada y enjoyada… y bajita, con grandes y voluminosos pelos. Pe-los; he escrito pelos.

¿Qué nos ha pasado en USA?; ¿Seguimos queriendo enjuiciar a los yankees con la mentalidad de la vieja Europa forjada a base de darnos de hostias en los social, lo religioso y lo político desde que fuimos cromañones? No tenemos remedio. Su sistema sanitario y de ayuda social es, a nuestros ojos, una mierda… pero eso a ellos les importa una higa; tienen otros monstruos y fantasmas. Además, resulta que olvidamos que el 65% de los norteamericanos quieren ser WASP; o juegan a serlo. Aspiran a que se les considere WASP. Ser WASP, mola; y cada día más. Un WASP es un White Anglo-Saxon Protestant y eso es pedigrí; la repera. Y muchos de por allí aspiran a integrarse en ese grupo cerrado de estadounidenses, que no han perdido el empleo -pero les han bajado el sueldo- y que siguen aspirando a una buena posición social. Por lo general, quieren ser como aquellos descendientes de británicos, de religión protestante, que ostentaron el poder económico y social en los sesenta. Incluso los 55 millones de hispanos quieren llegar a ser un WASP. Si no es así, no se entiende. Pero, si te pones tan bien, dime tú qué fumas…

Esto me lo cuenta DS, un amigo, amigo; de los de verdad. Lo conocí cuando era analista del SAC en Torrejón; era el que daba la cara a los plumillas. Luego lo mandaron a Morón y terminó en Rota. Se enamoró de España y de una española (¡casi la Q). Ahora oficia en Norfolk. Pasa aquí, en la playa de las Tres piedras, sus vacaciones y sólo ansía jubilarse para ocupar su tiempo viendo puestas de sol en Sanlúcar de Barrameda, donde estrenará casa. Me ha dicho por Skype que termina en diciembre su compromiso con el Tío Sam y que no aguanta a éste del tupé, y que aunque QT tenga aún un trimestre de compromiso académico con los de Columbia, él se nos viene. Que se ha cansado de comer cangrejos azules y, sobre todo, del cinismo de los suyos (WASP). Me ha dicho que antes de que tome posesión el 45º Presidente, él estará ya definitivamente instalado en España. Estooooo, que m’alegro DS. A verte voy.

Por otro lado, mi amigo cubano FB estaba exultante en Westchester (Miami-Dade). “Ya te lo había dicho”. Y es verdad: me lo había dicho hasta la saciedad. Oficia en un periódico que no para de darle a los Castro. Salió de la isla siendo bebé. Su padre pasó de oficial de carros de combate a mecánico (en aquella Cuba de los 50 los oficiales de carros cabían en una cabina telefónica), y en cuanto pudo se marchó a Florida a jurar en arameo contra los barbudos. Lo recuerdo como si fuera ayer: ponía a caldo a los Castro por cualquier cosa. “Nos ha dejado antes que Fidel”, me ha contado FB; y eso la familia B lo lleva muy mal. ¿Resentimiento?, a raudales. Puedo entenderle… dando cuenta de un buen veguero. Ya me lo había dicho, sí; y con argumentos. Me contó lo de Allan Lichtman, profesor de la American University, que lleva 32 años acertando quién va a ser el ganador de las presidenciales norteamericanas. Para 2016 daba como ganador al Trump. Las grandes encuestadoras se han columpiado, mientras que Lichtman ha acertado.

Mis tres amigos a coro -KB, DS y FB- me dicen que allí es que no se ha visto como aquí -en Europa- la labor de Barak Obama/Fray Escoba (muy ilustrativo; aunque el cubano le llama “el oscurito”, porque no es negro, indica a modo de justificación). Insisten, los tres -ahora-, en que despertó más ilusiones a este lado del Atlántico que allí, y que si bien le endiñan un aprobadillo alto, no hay otra cosa para recordarle más allá del Barak Obama Presidential Center que está en obras. Habré de ampliar mi círculo de amigos en USA; estos tres van de WASP. Y en nada, sólo me quedarán dos allí: DS se nos viene p’España.

Pero el colmo del trumpazo de hoy ha sido darme de bruces con NG a primera hora de la tarde. En su tiempo era ultravioleta; vamos, mucho más que rojo-rojísimo. Nos hemos saludado -después de tantos años- y me ha recordado que le hice la última entrevista en radio antes de irme a Antena 3; que al terminar de entrevistarle me llamó José Antonio Plaza y, como en la canción, me dijo “ven”… y lo dejé todo. Sí, esa llamada la recuerdo muy bien, pero no que se hubiera producido tras entrevistarle a él, y teniéndole como testigo. ¿Qué, sigues ultravioláceo?, le he espetado tras los saludos y parabienes de rigor. Y me ha dicho que sí, que tembló esta mañana al recibir el trumpazo, pero que lo acababa de oír hablar y que, como yo siempre he sostenido, la “púrpura” hace estragos: lo ha encontrado muy comedido y que le ha quitado todos los miedos. ¿De verdad NG? “Sí, ha disipado mis miedos”. El mundo al revés. ¡Qué amigos tengo!

Y me ha insistido: “Vamos a darle un trimestre de confianza; hasta la primavera” (los presidentes estos toman posesión el 20 de enero, desde 1932). No salgo de mi asombro. “Juan -me ha dicho-: nada que ver con el Trump de la campaña. Nos esperan días de gloria”. NG me ha dejado planchado. ¿Será posible?; ¿ultravioleta NG? Esto sí que es exceso de radiación UVA y UVB por el cambio climático. Trump, presidente.

Por cierto, ya hay quien va pidiendo por allí -por USA- que el 22 de enero, durante la ceremonia, se reemplace el barras y estrellas por el Yakety Sax[2], versión Benny Hill que es más heavy. “The Star-Spangled Banner es un himno de esperanza y decencia” (Simon William dixit) y no pega nada el 22E porque ese día Donald será el 45 (entone aquí la rima) presidente de los Estados Unidos.
No salgo de mi asombro. Tal vez, porque no soy yankee. Al tiempo…   



Nota: Las iniciales de mis amigos han sido alteradas conscientemente, para preservan su integridad, utilizando el algoritmo ONE+CL. A buen entendedor… pistas se han dado.






[1] Persona rica y muy importante, por su cargo, su dinero o su poder, en el mundo de los negocios, la industria o las finanzas. Nótese que en esta definición nada se dice de educación y cosas por el estilo.
[2] Ilustra, musicalmente, las situaciones cómicas.

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