21 ago 2017

DE LA RAZÓN Y EL SUEÑO DE LA RAZÓN






Vaya dominguito me granjeé. Soy orgulloso preso de mis palabras escritas; y me ratifico en ellas. ¿Tanto desconocimiento hay de la Historia?; ¿no vemos más allá de nuestras narices de Pinochos?


Yo no niego el esplendor del mundo islámico, pero le recuerdo al amigo que se las da de erudito y que no viene al caso ni citar su nombre (y no es por desprecio sino por no dejarlo en evidencia) que la etapa a la que alude no es ni de antes de ayer; que tuvo lugar entre los siglos VIII y XII. Y sí, por aquél entonces y en líneas generales, fueron mucho más avanzados, ricos y tolerantes que lo éramos en la vieja y oscura Europa.


Sí, resulta que caído el Imperio Romano de Occidente y con las tribus godas de todo pelaje pasando muy mucho de la ya decrépita cultura romana, en el año 529 el emperador Justiniano, del Imperio Romano de Oriente, cerró la Escuela de Atenas, que fundara Platón allá por el 387 aC, y… adiós, muy buenas. El que compiló el Derecho Romano que ha llegado a nosotros (Corpus Juris Civilis), Justiniano, consideraba la Academia como un foco de paganismo que no convenía al cristianismo. Las matemáticas, la filosofía, la medicina, la astronomía… todo el saber de Occidente no tuvo más remedio que hacer el petate y mudarse a Persia y a los dominios del Islam, sumiendo a Occidente en la oscuridad científica. Las dudas sobre las controversias, recordemos, movían la Academia y daban alas a la razón; en el 529 la razón sucumbió en Occidente y se mudó a Oriente.




Fundada hacia el 790 por el califa Harum al-Rashid (el 5º y más famoso de los califas abasíes, inmortalizado en Las Mil y una Noches y el cine) la Casa del Saber de Bagdad comenzó a ser la cuna y almacén de la erudición mundial. Bajo al-Mamun, su hijo, fue el principal centro de estudio de las Ciencias y las Humanidades. Todo el conocimiento existente se tradujo al árabe: desde Pitágoras a Brahmagupta, desde Hipócrates a Cháraka, desde Euclides a Aryabhata o de Galeno a Súsrata. Platón y Aristóteles siguieron siendo la base de la filosofía. El reinado de la Casa de la Sabiduría fue efímero porquehacia el año 850, Al-Mutawakkil, seguidor del Islam más ortodoxo, para evitar la difusión de la filosofía griega, fue cortando las alas a los moradores del centro del saber. Los mongoles, en 1258 destruyeron Bagdad y lo poco que quedaba de aquel esplendor del conocimiento.

Poco antes de la entrada de los mongoles, Nasir al-Din, el mejor astrónomo entre Ptolomeo y Copérnico, consiguió sacar parte del material y llevarlo a Maraghe donde resistió el paso del tiempo… pero no del integrismo religioso. Se perdió casi todo. La intransigencia sobre la razón.




Del final del periodo de esplendor que analizo quiero destacar dos grandes: el geógrafo Ibn Jaldún y el matemático Omar Jayan. Jaldún, tunecino de origen andalusí (fue emisario ante Pedro I de Castilla), concibió una filosofía de Historia como nadie ha hecho jamás (Arnold J. Toynbee dixit). Jayán efectuó los mayores aportes a las ciencias y a las matemáticas del Medievo. Ambos criticaron el dogmatismo religioso, lo que les acarreó grandes problemas y solo su prestigio personal evitaron males mayores. Pero tras ellos, las ciencias, la filosofía y la cultura ya no levantaron cabeza en Oriente y el Islam.




Hasta el siglo XII la sociedad musulmana vivió periodos de suficiente libertad como para tolerar opiniones y respetar y admirar el trabajo científico que cuestionaba muchas veces la existencia de un ser superior. Recordemos que, hacia 1250, Nasir al-Din, en su Sabiduría Práctica (Akhlaq-i-Nasri), se atrevió a presentar una teoría de la evolución de las especies, ¡seis siglos antes que Darwin! No gustó a los ulemas y comenzó la era del dogmatismo estéril, la intolerancia y la cerrazón mental por aquellos lares; comenzó radicalizándose en el XIII… y ahí sigue.


Cuando en Occidente se cuestionaron conceptos similares, muchos años después, la reacción inicial fue la misma; pero aquí, en Occidente, se saltaron las normas y se avanzó a costa de muchas barbaridades, pero, finalmente, triunfó la razón.


Y sí, durante siglos Occidente vivía ajeno a cultura que disfrutaba Oriente; sumido en la oscuridad de la ciencia y la filosofía, marcado por el dogma religioso. Y sí, aquello fue hasta que en 1085 se conquista Toledo. Y gracias a momentos de tolerancia de los reyes cristianos Castilla, muy poco habituales con musulmanes y judíos, se facilitó el comercio cultural que permitió el renacimiento filosófico, teológico y científico primero de España y luego de todo el Occidente cristiano. La Escuela de Traductores de Toledo devolvió a Occidente la mayor parte de la cultura clásica greco-romana y del conocimiento científico que la Casa del Saber de Bagdad había traducido al árabe -y copiado y recopiado y difundido y redifundido- para general conocimiento mundial del Islam, no perdiéndose todo aquella erudición y sapiencia acumulada durante siglos, que el emperador Justiniano primero y los ulemas después quisieron apagar por considerar foco de paganismo.




Siempre pongo, me gusta, el ejemplo de la actividad financiera que le leí al filósofo Jesús Mosterín. El Corán condena el préstamo con interés; como la Biblia. Los cristianos medievales condenaban la usura tanto como los musulmanes… pero los cristianos fueron obviando la prohibición, más propia de sociedades primitivas dedicadas al pastoreo, y aceptaron la usura y luego la llevaron al nivel de crédito con intereses. Los judíos lo perfeccionaron; pero los ulemas se aferraron a las tradiciones inveteradas, a sus orígenes, y la siguieron detestando. Y no, no hubo manera. Para ellos fue -es- pecado capital; en Occidente, una forma económica.


Si no consideramos la religión más que un sentimiento de fe y una tradición cultural estamos trasgrediendo el triunfo de la razón. Fervor religioso y sentido común tienen capacidad para llevarse bien iluminados por la razón.




Recuerdo a Salman Rushdie (1988) y el llamamiento que se hizo de que por su libro fuera ejecutado… Debió ofender a muchos. Recuerdo a Yusuf Islam, antes Cat Stevens -con su “Father and Son” a cuestas-, apoyar la fatwa contra el escritor… aunque luego matizó. Rushdie es Caballero de la Orden del Imperio Británico desde 2007 (¿?)


Recuerdo el episodio de un diario danés (2005), las caricaturas y la quema de la embajada danesa en Siria; y muertos: varias decenas. Recuerdo a Madonna, también en 2005, en el Estadio Olímpico de Roma, a un paso del Vaticano, cantando desde una cruz y… nadie quemó nada, ni hubo muertos. Sí, ofendió a muchos, pero no estamos -no todos estamos- en el siglo XIII. Y no se trata de tolerancia.


Puedo llegar con ejemplos hasta el Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria este mismo año 2017 -vigésima edición- y la absurda y provocadora Virgen Drag. Bochornoso, pero nada más. ¿El decadente Occidente? Puede ser. Pero aquí triunfa la Razón… aunque el sueño de la razón engendre monstruos.




























No hay comentarios:

Publicar un comentario