2 dic 2017

DE UNA CAFÉ DE INSTRUCCIÓN JUDICIAL




Pasó a tomar café por el Meliá Benidorm el juez decano de Benidorm; y se quedó a la tertulia. Fue una grata sorpresa: uno estaba sin visitar el Palacio de Justicia desde que fue presidente de mesa electoral (y eran las tantas).

También es verdad que a mediados de los 90 hubo una temporadita, cuando la judicialización de la vida municipal, en que acompañé, plumilla en activo, a políticos que se pasaban por el 7 de la Avda. de Beniardá, y en ese tiempo conocimos a un joven juez, muy activo -conferencias y artículos en prensa, además-, que se incardinó muy bien en la vida local hasta el extremo de fijar en Benidorm su residencia desde entonces. Y ni sus traslados han variado esa faceta.

Salmantino de nacimiento, benidormer de corazón. Así podríamos definir al magistrado juez José Ricardo García Pérez. Y en Los cafés del Meliá descubrimos que “detrás del profesional hay una persona y que la persona es antes que el Estado; es lo primero”.

Nos contó que se inclinó primero por la ingeniería aeronáutica (que ahora ha conseguido uno de sus hijos) y al terminar 3er curso le explicó a sus padres que “aquello no era lo suyo… y en tres años hizo Derecho como reto personal”.

Se concentró en Salamanca para preparar las oposiciones conocedor de que ‘Lo que Salamanca no da, natura non presta’ y tres años y medio después y tras un año “y poco” en la Escuela Judicial, que son casi cinco, en 1991, oposición aprobada y a su primer destino: Granadilla de Arona, en las Canarias.

Y saltó en el 92 a la península aún a sabiendas de que iba a estar 3 años ‘congelao’ en Benidorm, pero le atraía Benidorm y aquí vivió en primera persona “el ‘Marujazo’” en el nº7, y Benidorm le enganchó por su “mucha calidad de vida” y hasta por haber llevado el varal de la Virgen del Carmen, en julio, rememorando la anécdota con el alcalde Vicente Pérez Devesa: “me sentí de Benidorm”.

Rememoramos aquellos momentos de trajín para que Benidorm fuera atendido por magistrados y -ya magistrado- en 1999 a Barcelona, pero manteniendo casa y familia en Benidorm. En 2004 a Alicante, tras formación para atender el Juzgado de Menores; y en 2007 de nuevo a Benidorm donde ahora ejerce como juez Decano, por elección: “Benidorm me ha dado mucho; me ha formado también como persona”.

Y aquí en Benidorm confluyen dos partidos judiciales: Denia y Benidorm. Se instruye en ambos y la sala está en Benidorm, con una importante carga de trabajo. Tal es así que se mostró favorable “a una sección de la Audiencia Provincial en Benidorm; en Elche la hay (ya dos)”. Mucho trabajo, sí; pero “Benidorm es un oasis” en el mundo judicial: 15 jueces, unos 150 funcionarios; mucho trabajo, pero nada conflictivo. Con posibilidades de crecer”.

Obviamente hablamos de todo; desde fases de instrucción a cumplimiento de penas, desde delitos a sobreseimientos, de predictibilidad, de situación de la carrera judicial, de medios y personal.  En los Juzgados conviven tres administraciones: jueces, que dependen del Consejo General del Poder Judicial, letrados (del Ministerio de Justicia) y funcionarios (de la Generalitat Valenciana).

De la conversación -y a preguntas- me llamó la atención que tengamos “una legislación extremadamente garantista” y que contemos con “un Palacio de Justicia hijo de una nueva generación de jueces, mejor diseñado y más operativo” que los de por aquí. Especialmente lo hizo el énfasis que puso Su Señoría cuando explicó que “la Justicia no es cosa de jueces; es cosa de la Sociedad” o que “necesitamos más cultura de la mediación”, donde dejó caer que “el español tiene necesidad de que el dictamen venga de una autoridad, de un juez” por lo que no se recurre tanto a esa faceta de la medicación a pesar de que “en un conflicto siempre se ha de ceder” por las partes y en alguna parte.

Desgranamos aspectos de la violencia de género y de la violencia doméstica: dos enfoques desde distinta perspectiva de un mismo problema y otras facetas de cómo vemos desde fuera el proceso judicial,

Hablamos del Constitucional y del ‘intercambio de cromos’ entre partidos políticos repasando el juez el proceso desde 1983 con una alusión a la “legitimación popular indirecta” que después de rumiarla muchas horas sigo sin verla más allá de una excusa.


Durante casi cuatro horas, que fue el más largo y ameno de los cafés que he tomado hasta la fecha como tertuliana, Su Señoría tiró de articulado, leyes y sentencias, citándolas cada una por su fecha y número. Repasó, repasamos, las asociaciones profesionales de la Judicatura, las reformas de los códigos y las leyes, especialmente la de Procesamiento Judicial; y nos paramos en ‘la vía rápida’.

Volaban los artículos por la mesa esquivando las tazas de café: que si el 324 concede 6 meses a la instrucción y puede ampliarse, llegado el caso, a los dos años, y que si otros muchos más. Salían a reducir protocolos y números. Se hablaba del concepto de ‘prisión provisional’ y del ‘cuarto y quinto turnos’. Mira, descubrimos lo del ‘turno’ para Magistrados del TS… para llegara a la conclusión de que “falta cultura judicial en España”.

Y claro, hablamos de Barcelona y todo lo que está de actualidad. Sí, lo de que si acata, acata… y no es el 155 sino a-Cata.. luña. Chiste malo, como malo es el asunto.

Como siempre, lo que se dice en Los cafés del Meliá queda entre los posos del café, pero si tomé bien los apuntes… y de ello siempre me he preciado… habida cuenta la naturaleza del delito, el riesgo de fuga y destrucción de pruebas y la reiteración delictiva… el juez Llarena, el próximo lunes a la 9 de la mañana lo debe tener clarísimo, ¿no? En esto, Paco Delgado y yo no tenemos la misma sensación.

Pero -es que- se me olvida que lo único que se de este tema de la Justicia es lo que me enseñó a decir mi padre cuando apenas yo sabía decir mi nombre: yo era capaz de repetir como una cotorra lo de “Iustitia est constans et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi”. Tardé años en saber lo que decía, pero aún no lo he olvidado: la voluntad de dar a cada uno su derecho.

También me enseñó, el emérito catedrático, a pronunciar las palabras mágicas al ir a pescar: “érguete, érguete, iccíes; jinajalote”… pero eso es griego antiguo y no sé ni como se escribe… pero el caso es que pescábamos. Así es que…








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